Desde 2008, cada 12 de marzo se celebra el Día Mundial del Glaucoma, una fecha destinada a concientizar sobre este conjunto de hasta 60 enfermedades oculares que pueden llevar a la ceguera debido a la degeneración progresiva del nervio óptico.
El glaucoma se ha convertido en la segunda causa más común de ceguera, afectando aproximadamente a 60 millones de personas en todo el mundo. El glaucoma engloba diversas condiciones oculares que afectan el nervio óptico, encargado de transmitir información visual al cerebro y es esencial para una visión saludable. La presión elevada en los ojos suele estar vinculada al daño en el nervio óptico, aunque el glaucoma puede desarrollarse incluso con una presión ocular normal.
Este trastorno puede manifestarse en cualquier etapa de la vida, siendo más común en adultos mayores y constituye una de las principales causas de ceguera en personas mayores de 60 años. Muchas formas de glaucoma pueden ser asintomáticas, y los cambios en la visión pueden pasar desapercibidos hasta etapas avanzadas.
La detección temprana mediante exámenes oculares regulares, incluyendo mediciones de la presión ocular, es crucial. El diagnóstico precoz permite reducir o prevenir la pérdida de visión, pero requiere tratamiento o seguimiento de por vida una vez detectado el glaucoma.
Los factores de riesgo incluyen presión intraocular elevada, edad avanzada, ascendencia racial específica, antecedentes familiares, enfermedades como diabetes, migrañas, presión arterial alta, anemia de células falciformes, estructuras oculares particulares, lesiones o cirugías oculares, uso prolongado de corticoides y ángulos de drenaje estrechos.
Para prevenir la pérdida de visión, se recomienda someterse a exámenes oculares regulares, conocer el historial médico ocular familiar, usar protección para los ojos en situaciones de riesgo y seguir el tratamiento recetado, incluso en ausencia de síntomas.

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