📸 Imagen cortesía Alcaldía de Medellín
¿Vida encontrada, esperanza en movimiento?
Medellín, primer semestre de 2025. En medio de la sombra que proyecta la desaparición de seres queridos, la Alcaldía de esta ciudad activó un sistema de rutas urgentes para atender a 409 personas reportadas como desaparecidas. De ellas, la vida volvió a aparecer en 338 casos, mientras que, con el peso de la tragedia, 15 fueron encontradas sin vida. Quedan abiertos 56 expedientes, vigilados con dedicación y esperanza, reflejando una respuesta institucional que alcanza un 82% de efectividad en este escenario doloroso.
Carlos Alberto Arcila Valencia, secretario de Paz y Derechos Humanos, es la voz oficial que permite entender esta batalla diaria: “La centralidad es garantizar la vida en Medellín. Venimos construyendo la paz ciudadana, donde entre todos buscamos asegurar la vida en los territorios”. Su palabra reafirma que detrás de números y protocolos hay un compromiso con la dignidad y la protección integral de los derechos humanos en esta ciudad que no quiere rendirse ante la incertidumbre.
Pero esta ruta no es solo reacción, es un entramado que une justicia y cuidado, coordinando acciones desde la recepción inmediata del reporte en la Fiscalía General, la Policía Nacional o el Sistema Distrital de Derechos Humanos. Sin esperar un minuto más, activan verificaciones, alertas tempranas y una red entre salud, seguridad, movilidad, medios de comunicación, además de un sostén psicosocial y jurídico para quienes aguardan noticias. Este tejido se fortalece con la colaboración del Instituto Nacional de Medicina Legal, la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas y organizaciones de buscadoras, creando así un ecosistema de respuesta integral.
Este no es un esfuerzo aislado ni frío: 112 jornadas de sensibilización y pedagogía en derechos humanos han sido llevadas a cabo en 15 comunas y cinco corregimientos. La intención es clara, evitar que las desapariciones sigan erosionando la confianza, alzando voces y conciencias hacia una prevención que sustente la esperanza.
La pergunta que queda es inevitable: ¿podrá esta red humana y técnica detener el vacío que dejan las desapariciones, o simplemente ganar tiempo en una lucha que exige más que protocolos, exige alma? La ciudad sigue buscando respuestas en la vida, en la memoria y en el compromiso cotidiano.