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¿Alimentación a favor del intestino?
La salud digestiva se ha vuelto un asunto de urgencia en Colombia este 2025. El aumento sostenido de casos de síndrome de colon irritable, gastritis y estreñimiento ha encendido las alarmas entre expertos y nutricionistas, que apuntan hacia una solución simple y a la vez crucial: una alimentación básica y natural que cuide el sistema digestivo.
En la voz de la doctora Marcela Arango, nutricionista clínica del Instituto Nacional de Nutrición, la relevancia es contundente: “El 70 % de nuestro sistema inmunológico está en el intestino. Si no cuidamos nuestra salud digestiva, afectamos todo el cuerpo, desde el estado de ánimo hasta la energía”. Su declaración, recogida el pasado 26 de julio en Colombia, subraya un vínculo poco valorado pero vital, en medio de una epidemia silenciosa de enfermedades no transmisibles asociadas a la alimentación, fenómeno que la Organización Mundial de la Salud ha advertido a nivel global.
¿Qué papel juegan cinco alimentos básicos frente a esta crisis? La respuesta se encuentra en la evidencia científica y en consultas recientes con pacientes que enfrentan dolencias digestivas. Primero, el yogur natural sin azúcar, cargado de probióticos, fortalece la flora intestinal y mejora la absorción de nutrientes, preparando el terreno para un microbioma fuerte. Junto a él, el papaya, con su enzima papaína, facilita la digestión de proteínas y reduce la inflamación gástrica, aliviando malestares comunes. La avena integral aporta fibra soluble que regula el tránsito intestinal y combate el estreñimiento, optimizando la sensación de saciedad. El banano maduro, fuente natural de inulina, alimenta las bacterias beneficiosas que colonizan nuestro intestino. Finalmente, la linaza molida, rica en fibra y ácidos grasos esenciales, actúa como un lubricante natural para el sistema digestivo y reduce la inflamación.
Estas recomendaciones no solo surgen de la teoría, sino de la experiencia diaria en clínicas y consultorios, donde la demanda por soluciones integrales crece. “La alimentación es la base para la prevención y el tratamiento de enfermedades digestivas”, añade Arango, enfatizando que a menudo la solución está en la despensa, no en medicamentos.
Sin embargo, ¿estamos preparados como sociedad para dar esta vuelta hacia hábitos saludables? En un país donde la dieta rápida y procesada gana terreno, las autoridades y la ciudadanía enfrentan un reto complejo: revertir la erosión de la salud a través de prácticas cotidianas. La nutrición como herramienta de bienestar y prevención abre interrogantes sobre educación, accesibilidad y políticas públicas.
El 2025 podría ser un punto de inflexión. La pregunta sigue en el aire: ¿será Colombia capaz de construir una cultura alimentaria que respete y proteja su salud digestiva, o continuará navegando entre síntomas y remedios parciales? La respuesta depende, en buena medida, de las decisiones individuales sostenidas y de un compromiso colectivo que convoque a todos los sectores. Pero el mensaje de quienes cuidan la salud es inequívoco: para sanar el cuerpo, el camino comienza en el intestino.