El exuberante coqueteo que la selva hace al mar.
Son pocos los destinos del mundo que permiten apreciar cómo la selva, virgen y rústica, termina en el mar generando un paisaje exótico lleno de contrastes, el primero de ellos y que resulta quizás en uno de los más llamativos, son las numerosas fuentes de agua dulce que se abren paso desde el corazón de la selva para formar quebradas y ríos de agua cristalina y fría que desembocan en el mar, algunos incluso con cascadas de singular belleza.
Es tan hermoso este territorio que hasta las mismas ballenas jorobadas lo han elegido como el destino predilecto para que sus crías vean por primera vez al nacer entre los meses de julio a octubre, después de realizar un largo y extenuante viaje desde el extremo cono sur del continente.
Sin embargo, además de esta temporada, catalogada como “alta” en esta región de Colombia, en el Pacífico Colombiano, Bahía Solano ofrece cientos de atractivos más que desde la variedad de sus ecosistemas se pueden disfrutar durante todo el año y que pueden recomendarse por la experiencia tan maravillosa que puede vivirse en cada una de ellas.
Las comunidades son cada vez más conscientes que de su compromiso con su entorno, depende que los turistas lleguen a su pequeño paraíso, fortaleciendo este renglón de la economía. Programas como la liberación de tortugas, por ejemplo, han venido cobrando gran importancia en los esfuerzos por recuperar los números de estos quelonios marinos que llegan a diferentes playas de este municipio a dejar sus huevos. Los nativos los recogen en medio de la oscuridad y los depositan en nidos especialmente protegidos contra los depredadores más temidos de la zona: los perros domésticos y callejeros. Una vez que incuban y eclosionan, anuncian su liberación invitando a los turistas a una pequeña ceremonia en la que ellos puede seleccionar una de las cientos de pequeñas tortugas, darle un nombre, desearle larga y prolífica vida, para luego llevarla a la playa para que ella sienta, huela y se memorice la arena, mientras corre afanosamente al mar y a la que muy seguramente volverá en estado adulto, si logran sobrevivir, para depositar sus propios huevos.
Ver el ansioso desfile de cientos de esas pequeñas tortugas dejando su huellas en la arena, es quizás, una de las experiencias más emocionantes para quien aprecie la majestuosidad de la naturaleza y una de tantas escenas que pagan la inversión del viaje.
Así como esta actividad, usted puede realizar caminatas nocturnas guiadas por la selva, sumergirse en las cascadas de aguas frías, ir de pesca a mar abierto y enfrentarse a las grandes especies del Pacífico, probar la gastronomía local, entre muchas otras experiencias que están esperando por usted.