En exclusiva con la revista CAMBIO, David Murcia Guzmán cuenta detalles importantes de lo que fue su captura en Panamá, el cumplimiento de pena en Colombia y la corrupción detrás de la liquidación del grupo DMG.
Murcia Guzmán fue condenado por lavado de activos después de ser descubierta la captación masiva e ilegal de dinero a través de un esquema piramidal. Desde 2008 ha estado preso en Panamá, Estados Unidos y Colombia, pero por fin se atrevió a hablar sobre todo el proceso.
Dijo que le violaron el derecho de no ser juzgado dos veces por un mismo crimen, puesto que, según él, ha vivido cinco veces procesos judiciales relacionados con este hecho. Además, indica que su condena en Colombia se dio por orden presidencial y que se identifica como un preso político del gobierno de Álvaro Uribe.
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No quiso hablar durante 15 años, por miedo al daño que podrían ocasionar a su familia, debido a que se involucró con personas poderosas y peligrosas. En la entrevista no quiso hablar sobre su abogado, Abelardo de la Espriella, ni sobre quienes podrían estar interesados en su silencio.
Por otro lado, echó al agua a María Mercedes Perry, la liquidadora del grupo DMG. Según Murcia, las personas damnificadas por la estafa de DMG no han visto un solo peso porque Perry habría estado llenando sus bolsillos todo este tiempo con ese dinero. Según explicó en la entrevista, se trataba de miles de millones de pesos en dinero y bienes muebles e inmuebles.
También confesó que desde su reclusión está trabajando en la Mesa de Paz que se efectúa desde el centro penitenciario La Tramacúa, donde se encuentra preso. Para él, este proceso significa un correcto inicio para cualquier proceso de paz, pues humaniza de nuevo a los presos. Menciona que tiene resultados de disminución del 80 % de las extorsiones dentro de esa cárcel.
