
El aceite de oliva es un ingrediente básico en la dieta mediterránea y se ha utilizado durante siglos debido a sus numerosos beneficios para la salud. El aceite de oliva es rico en grasas monoinsaturadas, que son beneficiosas para el corazón y pueden ayudar a reducir el colesterol LDL (conocido como el «malo»). También contiene compuestos antioxidantes que pueden ayudar a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes y la obesidad.
Un estudio publicado en la revista BMJ Open ha encontrado que el consumo regular de aceite de oliva puede reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, incluyendo la hipertensión y el accidente cerebrovascular. Además, el aceite de oliva también puede mejorar la función cognitiva y prevenir la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia.
El aceite de oliva virgen extra, en particular, contiene compuestos fenólicos que pueden tener propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas. También puede ser beneficioso para la salud del sistema digestivo, ya que puede reducir el riesgo de enfermedades inflamatorias del intestino y mejorar la digestión.
Por último, el aceite de oliva es una fuente importante de grasas saludables y antioxidantes que pueden tener una serie de beneficios para la salud. Siempre es importante recordar que el aceite de oliva debe ser consumido con moderación como parte de una dieta equilibrada y saludable.