Las calles de Atenas y de otras ciudades principales en Grecia se han llenado de personas desde este jueves, 21 de septiembre, gracias a la luz verde del Gobierno y del Parlamento de aprobar una nueva reforma laboral que tendrá a los trabajadores atornillados en sus empresas y con la disposición de su tiempo libre casi únicamente para dormir.
Una nueva propuesta de reforma laboral viene desde hace meses asustando a los trabajadores griegos, que han pasado este año de crisis en crisis (incendios, calores, inundaciones, pobreza). El Gobierno conservador de Kyriakos Mitsotakis, primer ministro por el partido Nueva Democracia, quiere tener a los ciudadanos el mismo tiempo trabajando que en sus casas.

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Esta reforma propone una jornada laboral máxima de 13 horas diarias, 78 horas semanales y, en algunos casos, extender la semana laboral a seis días. Esto, en un contexto en el que las semanas de cuatro días laborales se están haciendo bastante populares en países como Reino Unido.
Además, la reforma limitaría los derechos sindicales de los trabajadores. El hecho de entrar en huelga o de protestas significativas podría acarrear hasta seis meses de prisión y 5.000 euros de multa por bloquear la entrada a las personas que quieran trabajar.
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Serían 158 los votos que el Parlamento griego podría poner a favor de esta reforma que corta tajantemente los derechos de los trabajadores helenos que, hasta hoy, cuentan con ocho horas diarias máximas de trabajo por jornada.
Mientras tanto, el primer ministro Mitsotakis sigue de gira en torno a la Asamblea General de las Naciones Unidas, reuniéndose con altos cargos internacionales, sin pronunciarse de forma alguna frente a las protestas que hay en las calles del país como fruto de la pronta aprobación de esta reforma.