Durante la mañana de este viernes, 6 de octubre, el Ejército ruso atentó de nuevo contra la población civil en la región y centro poblado de Járkov, después del ataque realizado este jueves en el que 51 personas fueron asesinadas. En esta ocasión, los misiles rusos no impactaron directamente los edificios, pero vidas se perdieron.

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De acuerdo con Oleh Syniehubov, gobernador de la región, 30 personas resultaron heridas por la onda explosiva de un misil que impactó la carretera. Lamentablemente, se perdieron la vida de un niño de 10 años y una mujer de 67, quien se dice que podría ser su abuela. Otro menor de 11 meses, hermano del niño asesinado, resultó con heridas importantes.

En general, las heridas ocasionadas por este ataque son relativas a “lesiones explosivas, heridas de metralla de manos y pies, cara, hematomas”, según señaló el gobernador de Járkov. La edificación atacada fue un edificio residencial de tres pisos, por lo que los daños y las pérdidas humanas no fueron tantas.
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Al parecer, otro ataque habría tenido lugar en la ceremonia funeraria de las víctimas de este jueves, afortunadamente sin víctimas mortales y con tres personas heridas. Estas muestras de ataques armados y bombardeos contra civiles por parte de los rusos es una clara violación de los derechos humanos en Ucrania. El presidente Zelenski rechazó el ataque.
Los ataques con bombardeos hacen difícil el rescate de las víctimas de los escombros de los edificios, y así el reporte de las personas heridas en ellos. En las primeras horas, solo se registraron tres personas heridas por este ataque, cifra que luego ascendió a 20 y, posteriormente a 30. Asimismo, no fue sino hasta varias horas después que se tuvo conocimiento de la abuela del niño asesinado.