El Vaticano se encuentra sumido en una profunda controversia tras la renuncia del obispo polaco Grzegor Kaszak. Según informes, el obispo habría estado involucrado en la organización de una fiesta de naturaleza sexual en su diócesis del sur de Polonia durante el pasado mes de agosto.
Según medios internacionales, esta fiesta habría sido, en realidad, una orgía convocada por el propio sacerdote, que fue descubierta después de que uno de los participantes sufriera una sobredosis de pastillas, que aún no han sido identificadas por las autoridades polacas.

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La diócesis emitió un comunicado en el que condenó enérgicamente la conducta del padre Tomasz Z y otros dos laicos, calificándola como una violación grave de las normas morales que la Iglesia no puede tolerar. El incidente ha causado un gran escándalo entre los fieles y ha generado una indignación justificada en el público en general.
Según el periódico La Gazeta Wyborcza, en el transcurso de la fiesta organizada por el clérigo, uno de los invitados habría perdido el conocimiento debido al consumo de drogas. Se conoció que, tras llamar a una ambulancia, los sacerdotes habrían obstaculizado su ingreso, lo que finalmente llevó a la intervención de la policía.
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El obispo Kazak, al conocer la gravedad de la situación, emitió un comunicado en el que expresó su pesar y responsabilidad como obispo. Manifestó su disposición a aceptar todas las consecuencias de sus acciones. Un mes después de presentar su renuncia, el Papa Francisco la aceptó.
El cargo será asumido por el arzobispo Adrian Galbas de Katowice.