Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo intenso que provoca reacciones físicas cuando no existe algún tipo de peligro real o causa aparente. Puedes sentir que estás perdiendo el control o que estás teniendo un ataque cardiaco.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), el 30% de la población ha sufrido o sufrirá un ataque de pánico en algún momento de su vida. Sin embargo, si tienes ataques de pánico inesperados y recurrentes, y pasas mucho tiempo con miedo constante de sufrir otro ataque, es probable que tengas una afección llamada ‘trastorno de pánico’.
[adrotate banner=»22″]
Los ataques de pánico suelen comprender alguno de estos signos o síntomas como la sensación de peligro o fatalidad inminente, miedo a perder el control o a la muerte, taquicardia y palpitaciones, sudor, temblores o sacudidas, falta de aliento u opresión en la garganta, escalofríos, sofocos, náuseas, calambres abdominales, dolor en el pecho, dolor de cabeza, mareos, sensación de desvanecimiento o desmayos, sensación de entumecimiento u hormigueo, y sentimientos de irrealidad o desconexión.
Se desconocen las causas de los ataques de pánico o del trastorno de pánico, pero puede influir la genética, un alto nivel de estrés, un carácter que es más sensible al estrés y proclive a las emociones negativas, y cambios en la manera en que funcionan las partes del cerebro.
Última noticia

Al hacer clic en «Suscríbete» aceptas nuestras políticas de tratamiento de datos. Puedes consultarlas Aquí
¿Qué hacer durante un ataque de pánico?
Enfócate: ante síntomas como sensación de peligro, idea de muerte inminente, miedo a perder el control, sentimientos de irrealidad o desconexión, enfócate en los síntomas, no los evadas, y trata de explicarle a tu mente por qué te genera angustia sentirte así.
Respira: si empiezas a experimentar taquicardia o dolor en el pecho, cierra los ojos, respira profundamente y enfoca tu atención en cada inhalación y exhalación.
Racionaliza: cuando aparezcan pensamientos anticipatorios, debes guiarte con autoinstrucciones racionales, ejemplo: “Me voy a calmar y a dejar de pensar en el futuro de manera catastrófica”, “¿por qué me anticipo si es algo que no puedo controlar?”
Busca un espacio seguro: cuando experimentes angustia o episodios de mucho llanto, busca acostarte en una superficie plana y pon tu mano dominante en tu estómago, empieza a respirar llevando el aire que ingresa por la nariz hasta la mano que tienes en el estómago y elimina ese aire despacio por la nariz.
Evita estimulantes: evita el consumo de estimulantes como cafeína, nicotina y sustancias que puedan contribuir a la ansiedad.