La situación en Haití es cada vez más crítica, con un reciente ataque perpetrado por un grupo armado en las afueras de Puerto Príncipe, en el barrio de Croix-des-Bouquets. Dos niñas menores de 10 años y dos adultos perdieron la vida, y cuatro miembros de la misma familia fueron secuestrados. Este trágico suceso se suma a un aumento generalizado de la violencia en el país.
La Unicef ha expresado su profunda conmoción e indignación ante estos ataques, que han dejado un «rastro de dolor y desesperación inimaginables». En el período de julio a septiembre, se registraron 88 delitos graves contra niños, 37 de los cuales resultaron en muertes o lesiones. La escalada de violencia, particularmente en áreas controladas por bandas, ha afectado la capacidad de los niños para acceder a lugares seguros, como escuelas y centros de salud.
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El director de Unicef en Haití, Bruno Maes, ha destacado que los ataques contra lugares donde los niños pueden obtener protección y apoyo están aumentando, provocando la muerte de niños. La policía nacional informó de 1,239 homicidios entre julio y septiembre, un aumento significativo en comparación con el mismo período del año anterior. Los secuestros también se han disparado, con 701 víctimas, un aumento del 244%.
La repetida violencia y las restricciones de acceso a los trabajadores humanitarios están obstaculizando los esfuerzos para llegar a los más necesitados. Más de 2,9 millones de niños en Haití, la mitad de la población infantil, dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir. El país enfrenta múltiples crisis, incluida la inestabilidad política, un aumento de la violencia armada, el resurgimiento del cólera y una inflación descontrolada.
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En septiembre de 2023, se notificaron más de 64,400 casos sospechosos de cólera, afectando especialmente a niños menores de 14 años. Las condiciones precarias de saneamiento y el acceso limitado a agua potable también contribuyen a la propagación de enfermedades transmitidas por el agua.
La violencia armada ha afectado gravemente la educación, ya que la presencia de grupos armados en y alrededor de las escuelas impide que los niños asistan a clases, aumentando el riesgo de reclutamiento y abusos sexuales.