En días recientes, la historia del rescate de una guagua loba, el segundo roedor más grande de Colombia, durante uno de los incendios forestales en Gramalote, Norte de Santander, había conmovido profundamente a la población. Este animal padeció las dolorosas secuelas de las llamas, resultando en quemaduras que abarcaban el 80% de su cuerpo.
Su estado de salud era crítico, además, al ser trasladada a las instalaciones del Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre de la Corporación Autónoma Regional de la Frontera (Corponor), se determinó que tenía una pérdida parcial de la visión y dificultades respiratorias debido a la inhalación de humo.
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Durante un periodo de 56 horas, la guagua loba libró una intensa batalla por su supervivencia, sometiéndose a diversos tratamientos.
«Se manejó con una terapia de sostén, se le administró recuperación de líquidos de manera subcutánea, se suministraron los medicamentos requeridos por su cuadro clínico, fue necesario realizar nebulizaciones tres veces al día para la desinflamación de sus vías respiratorias y, de manera tópica, se aplicaron cremas epitelizantes en su cuerpo para la regeneración de la piel afectada», detalló Samir León Restrepo, el médico veterinario a cargo de su atención.
Tristemente, Corponor oficializó el deceso de este animal en la madrugada del martes 30 de enero, debido a un paro cardiorrespiratorio. Asimismo, extendió una invitación a la ciudadanía para desempeñar el papel de guardianes en la preservación de la vida y la naturaleza, con el fin de evitar la continuación de casos similares en el departamento de Norte de Santander.
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