El Día Internacional de la Epilepsia se celebra cada segundo lunes de febrero, con el propósito de concienciar a nivel mundial sobre esta enfermedad neuronal que afecta a 50 millones de personas en todo el mundo.
La epilepsia, una enfermedad cerebral crónica no transmisible, se caracteriza por convulsiones recurrentes, episodios breves de movimiento involuntario que pueden afectar una parte del cuerpo (parcial) o todo el cuerpo (generalizado), a veces acompañados de pérdida de conciencia y control de funciones corporales.
Las convulsiones son el resultado de descargas eléctricas excesivas en grupos de células cerebrales, pudiendo variar en duración e intensidad. No todas las convulsiones indican epilepsia; esta se define por dos o más episodios no provocados. A lo largo de la historia, la epilepsia ha estado rodeada de miedo, malentendidos, discriminación y estigma social, afectando negativamente la calidad de vida de quienes la padecen y sus familias.
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Los signos y síntomas de las convulsiones varían según la ubicación en el cerebro y pueden incluir pérdida temporal de conciencia, alteraciones en el movimiento, los sentidos, el estado de ánimo y otras funciones cognitivas. Las personas con epilepsia enfrentan no solo problemas físicos como fracturas, sino también tasas más altas de trastornos psicosociales como ansiedad y depresión. El riesgo de muerte prematura es hasta tres veces mayor en personas con epilepsia, especialmente en países de ingresos bajos y medianos.
Las causas de la epilepsia son diversas, incluyendo daño cerebral prenatal o perinatal, malformaciones congénitas, traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares, infecciones cerebrales y tumores cerebrales, entre otros. El tratamiento con medicamentos anticonvulsivantes puede controlar las convulsiones en hasta un 70% de los casos.
La epilepsia también tiene un impacto social y económico significativo, representando el 0,5% de la carga mundial de morbilidad. La estigmatización y discriminación persisten, afectando el acceso a oportunidades educativas, seguros y empleo para las personas con epilepsia.
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La prevención es clave, siendo el 25% de los casos potencialmente prevenibles. Medidas como la prevención de traumatismos craneales, atención perinatal adecuada y reducción de factores de riesgo cardiovascular pueden contribuir a evitar nuevos casos de epilepsia.
La respuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye el Plan de Acción Mundial Intersectorial sobre la Epilepsia y Otros Trastornos Neurológicos 2022-2031, así como campañas para aumentar la conciencia, reducir la brecha terapéutica y eliminar la estigmatización. Proyectos piloto en países de bajos recursos han demostrado la eficacia de estrategias simples y rentables para tratar la epilepsia.