Cortesía: NASA
Por supuesto, aquí tienes una versión revisada con un enfoque diferente:
Imaginen el desafío de adentrarse en un agujero negro supermasivo, 4,3 millones de veces más masivo que el sol en el corazón de la Vía Láctea. Este escenario ahora posible gracias a un nuevo proyecto de la NASA, que ha llevado a la creación de simulaciones que permiten una visión del interior de estos enigmáticos fenómenos cósmicos.
Utilizando el superordenador Discover del Centro de Simulación Climática de la NASA, se procesaron aproximadamente 10 terabytes de datos en apenas 5 días, empleando solo el 0,3% de sus 129.000 procesadores; este esfuerzo equivalente a más de una década de cálculos en un portátil estándar, ha permitido recrear con detalle el horizonte de sucesos de un agujero negro, incluyendo su disco de acreción y los misteriosos anillos de fotones que lo rodean.
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En estas simulaciones, el viaje hacia el agujero negro se convierte en una experiencia visualmente impresionante: desde una distancia inicial de 640 millones de kilómetros, la cámara se acerca gradualmente a una velocidad cercana a la de la luz, revelando cómo la luz de las estrellas y la estructura del disco gaseoso se distorsionan a medida que se aproxima al horizonte de sucesos. Jeremy Schnittman, astrofísico del Centro Espacial Goddard de la NASA, destaca la importancia de estas simulaciones: «conectar las matemáticas de la relatividad con observaciones concretas nos ayuda a comprender mejor la física detrás de estos objetos extremos en nuestro universo».
Estas simulaciones no solo son un logro técnico notable, sino que también ofrecen nuevas perspectivas sobre cómo los agujeros negros interactúan con su entorno y afectan a la luz y la materia que los rodea.
