El reverso oscuro de una reforma
En la madrugada del domingo 25 de mayo de 2025, se abrió una brecha en la imagen pública de David Racero, representante a la Cámara y defensor acérrimo de la reforma laboral impulsada por el Gobierno de Gustavo Petro. Una filtración inesperada sacudió su nombre y sus convicciones: audios revelando condiciones laborales precarias en un negocio familiar, un minimercado tipo fruver que funcionó durante la pandemia.
Los fragmentos sonaban como un eco de contradicción. En ellos, Racero ofrecía un empleo de cajera con un salario apenas de un millón de pesos mensuales, sin prestaciones sociales, una jornada laboral extenuante de 13 horas diarias y solo un día de descanso a la semana. Estas condiciones, claramente **por debajo de los estándares legales colombianos**, desconcertaron a quienes veían en él a un férreo defensor de los derechos laborales. ¿Cómo conjugar el discurso público con esta realidad privada? La revelación, divulgada por el periodista Daniel Coronell en la revista Cambio, puso sobre la mesa una paradoja que apenas comienza a explorarse.
Este minimercado familiar, según explicó el propio Racero, operó apenas seis meses en 2020, en medio de la tormenta que fue la pandemia. Sin embargo, ese breve lapso no amortiguó el impacto de la denuncia ni las críticas que rápidamente escalaban. ¿Fue un acto de supervivencia económica? ¿O una muestra de vulnerabilidades y contradicciones que pueden erosionar la credibilidad? Más allá de la anécdota, la polémica señala la complejidad de quienes transitan entre el activismo político y las realidades del mercado.
En un comunicado emitido la misma noche del domingo, Racero no pasó inadvertido con su respuesta. No solo negó la veracidad de algunas afirmaciones, sino que calificó la filtración como un “linchamiento mediático”. Además, advirtió sobre la violación de su intimidad y la de su familia, señalando inquietante el acceso a comunicaciones privadas. Su declaración fue un llamado a mirar con cautela este episodio, donde lo personal y lo político se entrelazan hasta volverse inseparables.
Mientras tanto, bajo la presión de la opinión pública, tanto organismos oficiales como el Congreso han convocado investigaciones para esclarecer la naturaleza y veracidad de estos hechos. La ciudadanía observa con atención y expectación, consciente de que esta controversia no solo cuestiona a un hombre y a su proyecto político, sino también la coherencia y alcance de una reforma que busca transformar las condiciones laborales del país.
¿Podrá David Racero reconciliar su defensa pública con las huellas privadas que hoy revelan dudas? ¿O este episodio marcará un antes y un después en la percepción de quienes hasta ahora confiaban en su palabra? La respuesta sigue abierta, mientras la reflexión se impone: ¿qué rostro tiene la lucha por la justicia laboral en tiempos convulsos?