Reforma laboral avanza sin consulta popular: ¿qué implica para Colombia?
Una decisión que reconfigura el debate.
Este martes 27 de mayo de 2025, en la Comisión Cuarta del Senado de la República, se ha dado un paso decisivo en la agenda social del gobierno de Gustavo Petro con la aprobación de la **reforma laboral** que había quedado en suspenso desde marzo. Un acto parlamentario que, aunque parecía olvidado, resurgen sus implicaciones sobre el trabajo y la economía nacionales. Ahora, el proyecto espera el debate definitivo en la plenaria del Senado.
Entre los aspectos más sensibles de la reforma, destaca el incremento del recargo por trabajo en domingos y días festivos del 75% al 100%, junto a la ampliación del horario nocturno a partir de las 7:00 p.m. Para millones de trabajadores, esto significa un reconocimiento mayor a su esfuerzo fuera de las horas regulares. Pero este avance no está exento de tensiones.
La senadora Angélica Lozano, presidenta de la Comisión Cuarta, fue clara al celebrar esta victoria legislativa: “La Comisión IV le cumple a Colombia, le entrega una **reforma laboral moderna**, drástica y profunda… será una ley laboral en junio”, aseguró con visible optimismo. Lozano quiere transmitir la idea de un cambio radical y urgente, en un país donde el mercado laboral ha sido históricamente desigual y fragmentado.
Por su parte, el ministro del Interior, Armando Benedetti, valoró que «se logró el 100% para los festivos y domingos, y a partir de las 7 de la noche, el cobro de hora extra sin excepciones para micro, medianas y pequeñas empresas». Benedetti reconoce el avance pero también la prudencia: “No podemos celebrar totalmente, aún falta un debate más”. La negociación se mantiene viva, y el impacto para distintos sectores económicos será determinante.
Sin embargo, en medio de este impulso legislativo, el Gobierno Nacional mantiene su insistencia en realizar una **consulta popular** sobre la reforma laboral, una propuesta del ministro de Trabajo, Antonio, que busca involucrar a la ciudadanía directamente, aunque este paso plantea dudas sobre la celeridad y la claridad en el proceso.
Esta tensión entre el avance parlamentario y la eventual consulta popular resume una pregunta más profunda: ¿cómo construir consensos reales en torno a una reforma que toca de cerca la vida cotidiana de los trabajadores y la dinámica empresarial? El calendario avanza y la política muestra que el camino hacia una nueva legislación laboral no solo es cuestión de números, sino de pacto social.
Mientras tanto, en el país permanece la incógnita: ¿podrá el Senado cerrar este proceso sin más retrasos? ¿O la consulta popular será la llave para legitimar una reforma que busca cambiar el rostro del trabajo en Colombia? Por ahora, la incertidumbre sigue, pero el debate está abierto, y las implicaciones van más allá de lo legal. Es la comprensión de una sociedad en movimiento.