Orgullo nacional: Colombia brilla en Harvard entre las elites de la educación global
Un campus histórico, en la fría Cambridge, Massachusetts, se ha convertido en hogar para una comunidad creciente de estudiantes colombianos. Este 2025, Colombia reafirma su presencia en la prestigiosa Universidad de Harvard, considerada una de las más selectas instituciones académicas del mundo.
Actualmente, Harvard alberga cerca de 6.800 estudiantes internacionales, que representan más de una cuarta parte de su matrícula total. En este grupo destacado, Colombia se sitúa en el tercer puesto entre los países latinoamericanos con 78 alumnos, solo precedida por Brasil y México, con 160 y 134 estudiantes respectivamente. Este dato no solo refleja la calidad académica de los colombianos, sino también el reconocimiento de su talento ante un escenario académico global altamente competitivo.
Lorena Mejía, vicepresidenta de la Asociación de Colombianos en Harvard y estudiante de la Harvard Kennedy School, subraya que esta significativa presencia “es motivo de orgullo nacional” pero también advierte sobre las dificultades que enfrentan. Las recientes políticas migratorias estadounidenses han generado un ambiente de **incertidumbre** para los estudiantes extranjeros, colombianos incluidos, quienes deben afrontar revisiones estrictas en aeropuertos, vigilancia en sus redes sociales y presiones que llevarían a la autocensura.
“Nos sentimos protegidos pero vulnerables. Este es un momento complejo para quienes estudiamos lejos de casa”, comenta Mejía, quien destaca la particular tensión que viven quienes se encuentran fuera del país por pasantías o compromisos académicos.
El valor de este flujo migratorio estudiantil va más allá del prestigio: representa un puente entre culturas, conocimiento y oportunidades. Harvard mantiene su rango élite, no solo por su historia o su biblioteca emblemática, sino por la diversidad y excelencia que reúne. La presencia colombiana, aunque numerosa, también carga con expectativas y retos, tanto personales como institucionales.
En una época marcada por la movilidad global restringida, ¿cómo sostendrán estos jóvenes su aspiración y conexión con Colombia? ¿Podrán las instituciones nacionales y estadounidenses proteger este valioso capital humano frente a vientos adversos? La historia de estos estudiantes es, sin duda, un espejo de la complejidad contemporánea donde la educación se entrelaza con la política, la identidad y la esperanza.