¿Adiós a lo gratuito en WhatsApp? El cambio que inquieta a Colombia
Un nuevo rumbo para las comunicaciones digitales.
Este martes 3 de junio de 2025, desde las oficinas de Meta en Menlo Park, California, se anunció una transformación que promete sacudir el panorama empresarial en Colombia y el mundo digital: a partir del 1 de julio de 2025, la empresa matriz de WhatsApp implementará un nuevo modelo de cobro para las compañías que emplean la API de WhatsApp Business. Pero, ¿qué significa realmente este cambio y qué esperan los usuarios?
Hasta ahora, las empresas abonaban tarifas basadas en las conversaciones de 24 horas, independientemente del volumen o tipo de mensajes. La novedad introduce un sistema en el que el cobro se calcula por cada mensaje enviado, tomando en cuenta la plantilla y la categoría del mensaje (ya sea marketing, utilidad o autenticación), cada una con precios diferenciados. Meticulosamente, se busca que las conversaciones originadas por los usuarios permanezcan gratuitas dentro de ciertos límites, para no restringir la interacción genuina con las empresas. Este ajuste afecta exclusivamente a los empresarios y emprendimientos que usan la plataforma para comunicarse con sus clientes, mientras que para los usuarios particulares que emplean WhatsApp con fines personales, la aplicación continúa siendo gratuita y sin planes públicos de cobro en Colombia o el resto del planeta.
El momento elegido para esta actualización no parece casual. Justo en medio de la controversia pública y jurídica que encendió la sentencia C-206 de 2025 de la Corte Constitucional de Colombia, aún no divulgada en su totalidad, ha brotado un debate intenso sobre la posible tarifación de las aplicaciones consideradas “gratuitas” como WhatsApp, Facebook e Instagram. Al frente de la disputa está la Fundación El 20, liderada por la abogada Ana Bejarano, quien interpuso la demanda que motiva esta controversia. Para Bejarano, el asunto no es buscar que WhatsApp cobre directamente a los usuarios, sino defender la libertad de elección. La preocupación radica en que los planes de telefonía actual, muchas veces con aplicaciones “gratuitas” impuestas, limitan el acceso a otras alternativas digitales, restringiendo decisiones y sobreponiendo usos obligatorios, lo cual llena un vacío que afecta la competencia y el derecho del consumidor.
Las autoridades y el sector empresarial observan con atención las réplicas que provocará esta decisión en el tejido social y comercial. Por ahora, los detalles oficiales insisten en que la carga económica recaerá sobre las empresas que fortalecen su comunicación mediante WhatsApp Business. Sin embargo, la percepción pública se sumerge en la incertidumbre: ¿será esta la antesala a que el modelo gratuito para el usuario final comience a modificarse? ¿O estamos ante un intento de transparencia que fortalece la competencia digital?
A partir del 1 de julio, Meta pone en marcha un esquema que caracteriza mensajes entre marketing, utilidad y autenticación, con precios distintos para cada uno. Este ajuste podría incidir en el costo de los servicios ofrecidos por pequeñas y medianas empresas, con efecto directo en el consumidor. ¿Habrá margen para que esta transición se traduzca en una mayor apertura y pluralidad tecnológica o se convertirá en un nuevo filtro económico para el acceso digital? Tan solo el tiempo y las decisiones regulatorias revelarán la respuesta.
Mientras la sociedad colombiana y global observa con ojos críticos, el debate sobre qué significa “gratis” en la era digital se amplía y se profundiza. La transformación anunciada por Meta no es solo una actualización en la tarifa de mensajes sino un giro que redefine las relaciones entre usuarios, empresas y plataformas. ¿Podrá esta migración hacia un modelo más transparente contribuir a una mayor libertad de elección sin erosionar la conexión con los millones que usan WhatsApp cada día? La respuesta permanece en suspenso, como la espera en una pantalla que se apaga justo antes de contestar.