En plena emergencia, bomberos fueron obligados a pagar peaje en Soacha

📸 Cortesía: Freepik

ÂżEmergencias en pausa? El peaje que detuvo a los bomberos

Madrugada tensa en Soacha.

El 1 de junio de 2025, un vehículo del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Soacha quedó detenido cerca de 40 minutos en el peaje de Chusacá, mientras acudía a un incendio en el vecino municipio de Sibaté. Esta retención inesperada, provocada por los operarios del peaje administrado por la Concesión Vía Sumapaz, no solo dilató la respuesta ante la emergencia, sino que también desató una ola de indignación nacional al poner en riesgo vidas que dependían de una rápida intervención.

Los hechos comenzaron alrededor de las 11:45 p.m., cuando los bomberos recibieron la alerta sobre el incendio. Con la urgencia que caracteriza su labor, se desplazaron de inmediato hacia Sibaté. Al llegar al peaje Chusacá, sus vehículos oficiales y completamente identificados fueron retenidos entre 4 y 5 minutos —una demora ya cuestionable para un servicio de emergencia— y después de la atención del fuego, al intentar regresar, les exigieron el pago del peaje. La razón oficial: la ausencia de la Tarjeta de Identificación Electrónica (TIE). Este trámite, desconocido para muchos en situaciones tan críticas, se convirtió en la excusa para obligarlos a esperar cerca de 40 minutos más, comprometido tiempo vital para quien arriesga su vida en una emergencia.

Guillermo Zanabria, jefe operativo de los bomberos de Soacha, no ocultó su preocupación. Señaló que esta no es la primera vez que su equipo enfrenta obstáculos similares y advirtió que, aunque el incendio en Sibaté no dejó secuelas graves, “en futuras situaciones críticas, estas demoras podrían resultar fatales”. Recordó además que la Ley 787 de 2002 exonera a los vehículos de emergencia del pago de peajes cuando están atendiendo llamados urgentes, y lanzó un llamado urgente a las autoridades y concesionarios para respetar ese marco legal y garantizar el libre tránsito de quienes velan por la seguridad ciudadana.

Este episodio no solo revela un fallo operativo, sino que evidencia un vacĂ­o institucional donde la burocracia y la falta de coordinaciĂłn ponen en jaque la eficacia de los servicios pĂşblicos esenciales. La indignaciĂłn ciudadana crece mientras el reloj avanza y las sirenas deben esperar donde nunca deberĂ­an hacerlo.

¿Podrá la legislación y la voluntad política abrir paso a la verdadera prioridad: salvar vidas sin obstáculos ni demoras?

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