📸 Cortesía: Colprensa
CONTRATO DE APRENDIZAJE DEL SENA: UN NUEVO CAPÍTULO LABORAL PARA MILES DE JÓVENES COLOMBIANOS
Un cambio que redefine el vínculo laboral.
Este martes 17 de junio, el Senado de la República de Colombia protagonizó una jornada decisiva al aprobar un cambio trascendental dentro de la reforma laboral impulsada por el Gobierno nacional. La transformación del contrato de aprendizaje del Sena hacia un vínculo laboral especial y a término fijo implica reconocer a los aprendices como trabajadores con derechos plenos y acceso a seguridad social integral, además de un aumento significativo en su remuneración. La propuesta fue avalada con 49 votos a favor y 43 en contra.
Este giro fundamental beneficiará a casi 400.000 jóvenes que cada año forman parte del programa del Sena, quienes hasta ahora se encontraban vinculados bajo un modelo predominantemente educativo y carente de estabilidad laboral plena. Conforme a esta nueva regulación, el contrato de aprendizaje será regulado bajo el Código Sustantivo del Trabajo, otorgando un reconocimiento jurídico más sólido y protección integral.
Desde la fase lectiva, las empresas patrocinadoras estarán obligadas a afiliar a los aprendices a la seguridad social en salud y riesgos laborales, asumiendo los costos respectivos. En la etapa práctica o de formación dual, esta afiliación se extenderá al sistema integral de pensiones y se garantizarán todas las prestaciones y auxilios legales contemplados en la legislación laboral.
En materia salarial, el impacto es igualmente significativo: durante la fase teórica, el aprendiz recibirá el 75% del salario mínimo legal vigente, cifra que equivale actualmente a aproximadamente 1.067.625 pesos colombianos. Al avanzar a la etapa práctica, el pago aumentará al 100% del salario mínimo, cerca de 1.423.500 pesos. Hasta ahora, la remuneración era considerablemente menor, con pagos equivalentes al 50% y 75% respectivamente, y sin cobertura completa de seguridad social ni prestaciones laborales.
Esta reforma no solo modifica la formalidad del vínculo entre aprendices y empresas, sino que también responde a demandas históricas de jóvenes y organizaciones que alertaron sobre la precariedad del modelo anterior. La aprobación en el Senado es un avance, aunque la esperanza queda puesta en la sanción definitiva por parte del Ejecutivo para que pueda traducirse en un cambio real y tangible en la vida de miles de colombianos en formación.
¿Será este el punto de partida para superar viejas brechas laborales y otorgar el respeto que merecen los aprendices? La ciudadanía observa, expectante, cómo se despliega este nuevo capítulo.