Avances en investigación del atentado a Miguel Uribe

📸 Cortesía: Johan Reyes, VOA / www.centrodemocratico.com
«`html¿QUIÉN ORDENÓ DISPARAR A UN ADOLESCENTE? LA SOMBRA TRAS EL ATENTADO A MIGUEL URIBE TURBAY
Una bala, un niño y un plan que trasciende la inmediatez.

7 de junio de 2025, barrio Modelia, Bogotá. En pleno discurso proselitista, el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay fue blanco de un ataque que agitó la política nacional y abrió heridas profundas en la seguridad de los actores públicos.

El episodio no fue un acto impulsivo ni aislado. La Fiscalía General de la Nación ha desnudado un entramado meticuloso que vincula a cuatro sospechosos, entre ellos un menor de 14 años que accionó una pistola Glock modificada a quemarropa antes de huir respaldado por una red de cómplices. La policía judicial ha identificado a William Fernando González Cruz, alias el Hermano, como quien coordinó la huida en un Volkswagen azul, sumando esta pieza clave a otros vehículos bajo investigación.

Este atentado, según la Fiscalía, se origina en motivaciones políticas ligadas a la visibilidad de Uribe Turbay como senador activo y aspirante a la presidencia. La precisión en la ejecución y la estructura logística apuntan a un patrón que va más allá del simple ataque: un esquema de outsourcing criminal, en el que redes especializadas fueron subcontratadas para dar la apariencia de una acción aislada.

Un detalle significativo recalca la frialdad de esta operación: el joven agresor no disponía de teléfono móvil propio aquel día, sino que utilizó uno prestado por otro involucrado. Este dato fortalece la tesis de una planificación detallada, donde incluso la comunicación fue cuidadosamente administrada para dificultar el trabajo investigador.

Mientras la Fiscalía continúa desarticulando esta compleja madeja, surgen preguntas que revelan la profundidad del problema: ¿cómo se permite que menores integren tácticas políticas violentas? ¿qué tanto han erosionado estas prácticas la confianza en la seguridad pública? Y, sobre todo, ¿podrá la justicia penetrar en las sombras de esta red criminal y garantizar un proceso que despeje todas las dudas?

Lo que queda claro es que el atentado contra Miguel Uribe Turbay no solo es un hecho de violencia puntual, sino un espejo de las vulnerabilidades políticas y sociales que Colombia enfrenta en tiempos de campaña. El reloj judicial avanza y la ciudadanía observa expectante, esperando que la investigación proporcione respuestas más allá de la superficie.

«`

Comparte en tus redes sociales

0 0 Votos
Puntua este contenido
Suscribir
Notificar de
guest
0 Comentarios
Más antiguo
Lo más nuevo Más votado
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios