¿AUTOCUIDADOS PARA QUÉ? LA OMS ALZA LA VOZ SOBRE SALUD Y AUTONOMÍA
Este martes 24 de junio de 2025, desde la sede central en Ginebra y a través de sus oficinas en todo el mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio inicio al Mes del Autocuidado, una campaña que se extenderá por un mes completo con un foco renovado en tres áreas clave: la salud mental, la anticoncepción autoadministrada y la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Lo que parece una iniciativa más, es en realidad un llamado urgente para empoderar a las personas ante un escenario donde el acceso a servicios médicos no sólo es desigual, sino en demasiados casos, insuficiente. La OMS busca fortalecer la capacidad individual para gestionar el bienestar físico y emocional, entendiendo que la salud no es sólo un asunto clínico, sino también una cuestión de autonomía y responsabilidad cotidiana.
En concreto, durante este mes se recomienda adoptar prácticas concretas: monitorear la presión arterial, impulsar el cuidado de la salud emocional, mejorar los hábitos de alimentación, sueño y ejercicio y facilitar el acceso a métodos anticonceptivos que las personas puedan administrar por sí mismas. Así lo explicó el director general, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, para quien el autocuidado no sustituye la atención profesional, sino que la complementa, aliviando la presión sobre sistemas sanitarios cargados y, sobre todo, dando a la ciudadanía herramientas para decisiones informadas.
Un telón de fondo preocupante alimenta esta convocatoria. Más del 25% de la población mundial sufre ansiedad o depresión en algún grado, mientras las enfermedades cardiovasculares, prevenibles en buena medida, cobran más del 70% de las muertes globales. La urgencia por adoptar hábitos saludables desde edades tempranas se vuelve cada vez más apremiante. No es sólo un dato estadístico, sino vidas y sufrimientos que van más allá de las cifras.
La campaña, que cierra el 24 de julio coincidiendo con el Día Internacional del Autocuidado, pretende que la educación en salud, el empleo de tecnologías accesibles y el respeto irrestricto por la autonomía personal sean no sólo temas de conversación, sino prácticas que transformen realidades difíciles. En definitiva, un recordatorio para que la salud deje de ser una carga invisible y se convierta en un acto abierto de responsabilidad y esperanza.
¿Podrá esta llamada global cambiar la manera en que nos relacionamos con nuestra salud? El desafío está lanzado. Pero el cuidadoso equilibrio entre autonomía y acceso, entre automejoramiento y apoyo profesional, será la llave para que el mensaje no se quede en palabras, sino que derrame sus frutos entre quienes más lo necesitan.