«`html¿CESE AL FUEGO O NUEVO COMIENZO?
En la madrugada del martes 24 de junio, el tenue equilibrio forjado entre Israel e Irán bajo la mediación de Estados Unidos comenzó a resquebrajarse. Apenas horas después del anuncio del cese al fuego, ambas naciones se lanzaron acusaciones cruzadas, poniendo en duda la estabilidad de un acuerdo que pretendía poner fin a doce días de violencia ininterrumpida.
El acuerdo, anunciado la noche del lunes por el presidente estadounidense Donald Trump, buscaba detener una espiral de bombardeos aéreos que habían destruido infraestructuras estratégicas, incluyendo instalaciones nucleares en Irán. Pero la calma duró poco. Israel afirmó que tras la medianoche se lanzaron desde territorio iraní al menos tres misiles balísticos hacia suelo israelí. Israel Katz, ministro de Defensa israelí, declaró haber dado la orden para responder “enérgicamente” a lo que calificó como una agresión directa, con ataques concentrados en “el corazón de Teherán”. Por su parte, el primer ministro Benjamin Netanyahu aseguró que se cumplían “todos los objetivos de guerra” y prometió reacción frente a cualquier nueva provocación.
Sin embargo, desde Irán la versión fue tajante: negaron haber infringido el alto al fuego. Aseguraron que los misiles nunca fueron lanzados tras la entrada en vigor del acuerdo, sino que fue Israel quien abrió fuego contra varias zonas clave, incluyendo la capital teheraní. Abbas Araghchi, ministro de Asuntos Exteriores iraní, reiteró que el compromiso de Irán con el alto el fuego es real, “siempre y cuando Israel ponga fin a su agresión ilegal”. Para Teherán, la decisión final sobre el cese de las operaciones corresponde a una Israel que, hasta el momento, mantiene una postura beligerante.
En esta madrugada confusa, donde las palabras se cruzan y las bombas vuelan, la incertidumbre se instala entre ambos pueblos. ¿Es este un simple rompimiento accidental o el preludio de una escalada que nadie desea? La fragilidad del cese al fuego, sostenido por intereses políticos difíciles de equilibrar, revela sobre todo un profundo vacío en la confianza mutua.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa expectante. El desafío no es sólo técnico ni militar: es, sobre todo, humano. En medio de cifras y comunicados, están las vidas afectadas, las ciudades temblando bajo el ruido de los ataques, y la pregunta pendiente que resuena en todos los rincones del conflicto: ¿podrá la paz sostenerse cuando la sombra de la desconfianza no cede?
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