📸 Imagen Cortesía:
¿REVOLUCIÓN DIGITAL O CONTROL TOTAL? EL SIIFA LLEGA AL SISTEMA DE SALUD COLOMBIANO
Este primero de julio de 2025, en cada rincón de Colombia, se encendió un nuevo capítulo en la gestión pública de la salud: el Sistema Integral de Información Financiera y Asistencial (SIIFA) comenzó su andadura con el lanzamiento del primer módulo dedicado a la contratación de servicios y tecnologías en salud. Una apuesta respaldada por pesos pesados como la Organización Panamericana de la Salud, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, que promete transformar la manera en que se mueve la enorme maquinaria sanitaria del país.
La mirada atrás revela las dudas y desconfianzas acumuladas durante años por la dispersión y opacidad de los datos contractuales, financieros y asistenciales. Hoy, el SIIFA emerge como un esfuerzo decidido de centralizar y estandarizar la información, permitiendo a todos los actores —desde las EPS hasta las IPS, pasando por los entes de control— vigilar en tiempo real el cumplimiento de los acuerdos, pagos y recursos. La intención declarada es clara: evitar demoras y litigios inútiles, reforzar la transparencia y adecuarse al mandato legal que exige publicidad sobre los contratos públicos, fijado en la Ley 1966 de 2019.
Según voceros oficiales del Ministerio de Salud y Protección Social, la información que alimente este novedoso sistema no quedará encerrada en la burocracia. Al contrario, se habilitará un micrositio web abierto al público que otorgará acceso directo a ciudadanos, organizaciones y autoridades para consultar datos sobre la contratación en salud, en un ejercicio inédito de acceso y control popular.
En palabras del Ministerio, el SIIFA representa más que un simple avance tecnológico: es una reforma estructural que transforma la gobernanza de los recursos en salud. No se trata ya de promesas ni borradores normativos, sino de una obligación que cada prestador de salud, entidad promotora o contratante deberá cumplir con rigor.
El despliegue se llevará a cabo de forma paulatina, por medio de cuatro módulos que abarcarán las áreas neurálgicas del sistema financiero y asistencial. Cada institución tendrá responsabilidades específicas: desde subir información detallada y ordenada hasta garantizar la visibilidad y coherencia de los datos. La transición, aunque esperada, abre interrogantes sobre su impacto real: ¿logrará este entramado digital desterrar la opacidad y la desconfianza que alguna vez anidaron en el sistema? ¿O será simplemente una nueva capa de controles que aún está por probar su eficacia?
Así, mientras Colombia da este paso hacia la modernización, la ciudadanía permanece atenta, esperando que esta reforma no se quede en otro laberinto burocrático, sino que se convierta en una herramienta para fortalecer el derecho a la salud y la transparencia pública.