📸 Cortesía: Presidencia
¿Ausencia que retumba?
Este viernes 4 de julio, inesperadamente, el presidente Gustavo Petro anunció la suspensión de su participación en la XVII Cumbre de los BRICS, programada para los días 6 y 7 de julio en Río de Janeiro, Brasil. En su lugar, envió una delegación encabezada por el embajador Guillermo Rivera, quien también ha presentado su renuncia recientemente.
La decisión llega en medio de una crisis diplomática sin precedentes entre Colombia y Estados Unidos. Las tensiones se agudizaron tras las acusaciones públicas de Petro contra congresistas estadounidenses, a quienes vinculó con un supuesto plan para su derrocamiento. Este señalamiento provocó reacciones inmediatas: el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, ordenó llamar a consultas a su encargado de negocios en Bogotá y revocó visas a funcionarios cercanos al gobierno colombiano. Además, estas disputas se suman a conflictos previos relacionados con aranceles y medidas restrictivas impuestas por Washington a principio de año, en medio de fricciones sobre la gestión migratoria y de seguridad.
La renuncia de la canciller Laura Sarabia aparece como otro elemento clave en esta compleja ecuación. Su salida ha dejado un vacío en la diplomacia colombiana, ante la ausencia de un nombramiento oficial para la sucesión. Entre los posibles candidatos suenan nombres próximos al sector evangélico y al entorno político de Petro, como Alfredo Sade y Susana Mohamad, pero la incertidumbre persiste.
Mientras tanto, la XVll Cumbre de los BRICS, bajo la presidencia del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, se desarrolla entre expectativas de fortalecimiento de alianzas sur-sur y la presencia de potencias como China, India y Rusia. En este escenario, la ausencia de Petro no solo refleja la tensión bilateral con Estados Unidos, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro diplomático y estratégico de Colombia en un mundo cada vez más multipolar.
¿Será esta suspensión un simple episodio circunstancial o el reflejo de una nueva etapa en las relaciones internacionales colombianas? La incertidumbre, por ahora, sigue instalada en los pasillos de la diplomacia.