📸 Cortesía: Ministerio de Transporte
[LLUVIA QUE OBSTRUYE CAMINOS]
Este miércoles 16 de julio, el Instituto Nacional de Vías (Invías) reportó un complicado balance: 664 emergencias en la red vial nacional durante 2025, fruto de la intensa temporada de lluvias que no da tregua al país.
Las cifras impactan. Más de la mitad de estos eventos -movimientos en masa, derrumbes, inundaciones y daños estructurales- se concentran en siete departamentos donde la geografía montañosa y la humedad abundante se conjugan para fragilizar las vías: Nariño (101), Boyacá (84), Caquetá (77), Santander (66), Huila (45), Cauca (43) y Chocó (36). Entre las 664 emergencias, 310 derivaron en cierres totales y 354 en parciales que dificultan la movilidad y aislan comunidades.
La respuesta oficial no ha tardado. Con una inversión que supera los 57.000 millones de pesos, Invías despliega maquinaria pesada y equipos técnicos especializados en las zonas más críticas, actuando en coordinación con autoridades locales y regionales. Jhon Jairo González, director encargado de la entidad, reconoce la magnitud del desafío: “Estamos ante una intervención sin precedentes. Se han realizado trabajos de recuperación de banca, nivelación de taludes, instalación de puentes metálicos, control de aguas y remoción de escombros”.
Desde el Ministerio de Transporte, la ministra María Fernanda Rojas enfatizó que la prioridad del Gobierno no es solo reparar, sino “garantizar la seguridad vial y preservar la conectividad de las regiones más vulnerables”. Entre tanto, seis cierres permanecen activos —tres totales en Antioquia, Chocó y Norte de Santander— recordatorio tangible del impacto que la naturaleza tiene sobre una infraestructura que parece cedérseles al pulso implacable del clima.
Este episodio deja en evidencia no solo la vulnerabilidad física de las vías colombianas, sino también la fragilidad de las comunidades que dependen de ellas. ¿Podrán las inversiones y medidas asegurar caminos resilientes frente a futuros embates? Por ahora, la temporada de lluvias sigue trenzando sombras en el entramado vial y, con él, una incertidumbre que convoca a reflexionar sobre planificación, recursos y prioridades en la gestión pública.