📸 Imagen cortesía: Captura de pantalla Transmisión Canal Congreso
¿Traición visible en el corazón del Congreso?
Este domingo 20 de julio, en el solemne acto de instalación de la última legislatura del Congreso de Colombia, la representante Lina María Garrido, del partido Cambio Radical, lanzó un mensaje que resonó más allá de las paredes del Capitolio Nacional en Bogotá.
En un discurso de 18 minutos marcado por la indignación y el desencanto, Garrido no solo cuestionó al presidente Gustavo Petro, sino que fue a fondo: lo acusó de haber “instrumentalizado” a su propia vicepresidenta, Francia Márquez. Con una frase que desató controversia inmediata, señalaba: “Solo le faltó cambiarse el color de piel para ser negro, pero usted utilizó, instrumentalizó a la vicepresidenta Francia Márquez, a la que traicionó”. Las palabras, pronunciadas en plena jornada del Día de la Independencia, significaron una ruptura pública y dramática en la relación entre el Gobierno y una voz que, meses atrás, apoyó al actual mandatario.

Lina María Garrido confesó que votó por Petro en 2022, pero la esperanza se transformó en desencanto. “Lo hicimos porque estábamos cansados de promesas incumplidas. Le dimos la oportunidad a usted (…) y hoy, tres años después, no hay nada que mostrar”, explicó, señalando la reducción del Ministerio de Igualdad, un símbolo para la vicepresidenta Márquez, como emblema de la “traición y desprecio” presidencial. El reclamo va más allá de una discrepancia política: toca las fibras de la identidade y las expectativas sociales puestas en un Gobierno que prometió inclusión y justicia.
Pero las críticas de Garrido no se quedaron allí. Denunció también, con tono grave, decisiones que califica como bofetadas a las mujeres colombianas y a la lucha contra la corrupción. En un reproche directo, mencionó los nombramientos de funcionarios acusados de agresión, incluyendo al senador Armando Benedetti, y recordó el escándalo que hundió 15 mil millones de pesos en la polémica. En su voz se escuchó el eco de una frustración más amplia, que cuestiona la coherencia y los valores del actual Ejecutivo.
El presidente Gustavo Petro, ante este embate público, no tardó en reaccionar, evidenciando la fractura que este episodio resume entre su administración y algunos sectores políticos. En medio del fervor patriótico, la política colombiana exhibió su rostro más áspero: el desencuentro, la crítica brutal y la incertidumbre sobre el compromiso real con los ideales que propuso hace apenas tres años.
Mientras tanto, la ciudadanía observa atenta. ¿Podrá este Gobierno reconstruir esos puentes rotos y cumplir con las expectativas que generó, o el desgaste y la desconfianza seguirán erosionando la figura del Ejecutivo? La jornada del 20 de julio dejó más preguntas que respuestas y reveló, sin cortapisas, las tensiones que atraviesan el corazón del poder.