Capturaron a la madre de la menor de dos años Amaia, quien murió a causa de una fuerte golpiza

📸 Imagen cortesía
[¿Dónde quedó Amaia?]

Era la noche del 10 de julio de 2025 cuando Amaia, una niña de apenas dos años, llegó sin vida a la Unidad Intermedia de San Javier, en Medellín. Su padrastro fue quien la llevó, alegando que la había sufrido una caída mientras estaba bajo su cuidado, junto a un hermano mayor. Pero las marcas en su pequeño cuerpo contaban otra historia, una historia que desmentía la versión inicial y destapaba un horror silencioso.

Este lunes 22 de julio, la madre de Amaia, una mujer de 25 años, fue capturada en la zona de El Corazón, entre Altavista y la comuna 13, señalada como presunta responsable de la muerte violenta de su hija. La Fiscalía General de la Nación la acusa de homicidio agravado y acceso carnal abusivo con menor de 14 años, cargos que estremecen a la ciudadanía y exploran los límites del dolor y la incredulidad.

Las investigaciones, lideradas por la Unidad Especial de Niños, Niñas y Adolescentes (UENNA) y la Policía Nacional, recogieron pruebas que descartaron el accidente y apuntan a una realidad mucho más oscura. La niña falleció tras recibir una golpiza brutal, respuestas que la justicia ha comenzado a buscar y que el juez de control de garantías lleva ahora a un centro carcelario mientras se dilucida lo que ocurrió esa fatídica noche.

Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, expresó su profundo pesar por la tragedia y reiteró el compromiso del municipio en proteger a la infancia. La Fiscalía, por su parte, promete mantener un seguimiento exhaustivo para que el caso no quede en la sombra, aunque la madre se haya negado a aceptar los cargos.

Amaia ya no está. Lo que queda es un vacío, una ciudad que mira incrédula y exige respuestas: ¿cómo pudo sostenerse este abuso hasta este final trágico? ¿Cuántas miradas cómplices o indiferentes permitieron que el daño creciera? Mientras la justicia avanza lentamente, la sociedad se enfrenta a la incómoda reflexión sobre la fragilidad de quienes más deben ser protegidos y la urgencia de romper silencios que matan. ¿Podrá la verdad abrir paso en medio de tanto oscuro dolor?

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