📸 Imagen cortesía Fsicalía General de la Nación
Un engaño con huellas de violencia
Este miércoles 6 de agosto de 2025, en Medellín, un joven de 25 años fue enviado a prisión preventiva tras ser señalado como responsable de un feroz ataque en el barrio Campo Amor.
Los hechos ocurrieron el 2 de agosto cuando, bajo el falso pretexto de buscar una habitación en arriendo, el sospechoso ingresó a una vivienda con intenciones ocultas. Una vez adentro, redujo a la propietaria, la ató de pies y manos, y comenzó un episodio escalofriante de violencia física y sexual. La mujer fue víctima de un acto sexual mientras estaba incapacitada para defenderse, según el testimonio recogido por las autoridades. Además, el agresor aprovechó para sustraer pertenencias valoradas en alrededor de 2.500.000 pesos colombianos y forzó a la víctima a desbloquear su teléfono móvil, desde donde realizó una transferencia bancaria sin consentimiento.
El intento de fuga se vio frustrado gracias a los gritos desesperados de la mujer, que alertaron a vecinos atentos. Estos lograron detener al hombre justo antes de que llegara la Policía Nacional, recuperando los objetos robados. La Fiscalía General de la Nación, a través de la Unidad de Reacción Inmediata, asumió el caso y formuló cargos por acto sexual con incapaz de resistir, hurto por medios informáticos y hurto calificado y agravado.
En la audiencia judicial, el acusado negó los cargos, aunque permanecerá privado de la libertad mientras avanza el proceso. Este episodio revela la gravedad con la que se entrelazan la violencia de género y el delito informático, en un contexto donde la denuncia y la solidaridad comunitaria fueron decisivas para detener el agresor.
Queda en el aire una pregunta inquietante: ¿podrá la justicia desmantelar estos crímenes que, amparados en el engaño y la vulnerabilidad, erosionan la seguridad de las víctimas y la confianza colectiva? Mientras tanto, en Campo Amor, la víctima y su entorno enfrentan las cicatrices de un ataque que desafía la tranquilidad del barrio.