📸 Imagen cortesía: Cuenta de X Procuraduría General de la Nación
¿Un pacto de paz sellado con sangre?
Bogotá, 11 de agosto de 2025. En la plazoleta de la Procuraduría General de la Nación, la atmósfera se cargaba de un silencio que pesaba más que las palabras. Globos blancos flotaban discretos y un minuto solemne de silencio cobijó a los servidores públicos reunidos, rindiendo homenaje al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, asesinado hace dos meses en la capital colombiana.
Gregorio Eljach Pacheco, procurador general, tomó la palabra con un tono grave que reflejaba la herida abierta en la política nacional. Frente al recuerdo doloroso de Uribe Turbay y evocando nombres que se han convertido en símbolos trágicos de la violencia política en Colombia —Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo—, hizo un llamado que resonó como una urgencia: un “acuerdo moral” para defender la vida y la paz.
“Unámonos como colombianos en un pacto donde la vida sea nuestro bien más preciado”, convocó Eljach. Más que palabras, propuso un compromiso tangible, un consenso nacional que no solo se firme, sino que se cumpla con rigor. “Sellemos con la sangre de este mártir de la democracia ese compromiso”, insistió, conmovido pero firme, dejando claro que la historia de violencia electoral no debe prolongarse: “No debe haber una sola gota más de sangre derramada por razones electorales.”
Este pronunciamiento en la Procuraduría, el lunes 11 de agosto, no es un llamado aislado, sino un grito en medio de la conmoción que sacude al país, donde la política continúa pagándose con vidas y la incertidumbre crece en quienes pretenden ejercer el derecho democrático en un ambiente protegido, pero cada vez más frágil. El pacto que propone Eljach interpela a todos: al presidente Gustavo Petro, a líderes públicos y privados, y a la ciudadanía.
¿Será posible que este acuerdo moral deje de ser una declaración para convertirse en un cambio real? ¿O seguiremos contando los mártires de la democracia, esperando sin respuestas que la sangre deje de manchar el camino político de Colombia? Mientras tanto, el vacío que dejan voces como la de Miguel Uribe Turbay pesa tanto como la esperanza de que esta vez —quizá— pueda ser diferente.