📸 Imagen cortesía cuenta Instagram @andresjrendonc
Despedida en la penumbra de la política
Un adiós que pesa más que el silencio.
Bogotá, 13 de agosto de 2025. En la solemne quietud de la Catedral Primada de Colombia, se congregaron voces y rostros para dar el último adiós al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, víctima de un atentado que lo marcó y de una muerte que permanece como un eco en la democracia colombiana.
El gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, junto al alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, asumieron la representación de una región golpeada por la violencia que siembra dudas y miedo. Su presencia, más que protocolo, fue un mensaje: frente a la sombra que envuelve a la política, la respuesta debe ser mantener la fe y unidad nacional. “Vamos a asistir a las exequias, a despedir al senador Miguel, a acompañar a su familia. Necesitamos todos seguir orando por el sosiego que debe tener su familia en un momento tan doloroso”, declaró Rendón en la víspera, evocando el lastre histórico que la violencia política ha impuesto a la familia Uribe Turbay.
La ceremonia, guiada por la solemnidad del cardenal Luis José Rueda Aparicio, reunió a líderes políticos, figuras internacionales y representantes diplomáticos, entre ellos la vicepresidenta Francia Márquez y delegados de Estados Unidos. Ante ellos, Rendón señaló que el camino frente a esta tragedia es fortalecer las instituciones, respetar la Constitución y garantizar la objetividad de la justicia, dejando claro que el duelo colectivo invita a no sucumbir al desgaste institucional que la violencia provoca.
La muerte de Uribe Turbay, ocurrida el 11 de agosto tras resistir dos meses a un ataque mortal, no es solo la pérdida de un político. Es un pulso que cuestiona la estabilidad democrática, la seguridad en la vida pública y la capacidad del país para proteger sus liderazgos. En tiempos donde la incertidumbre erosiona la confianza, la despedida en Bogotá es también un llamado a enfrentar la violencia con el sostén de la ley y la esperanza en la justicia.
¿Podrá Colombia hallar sosiego entre tanto desconcierto? ¿Será este adiós la semilla de una nueva unión o el reflejo de un vacío que aún duele? Mientras las campanas resuenan, la ciudad y la nación buscan respuestas que no se encuentran en la oscuridad, sino en la firmeza de un compromiso colectivo.