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[Bucaramanga en vilo: ¿nuevas elecciones, nuevo rostro?]
Vacío e incertidumbre se apoderan de Bucaramanga tras la inesperada anulación de su alcalde.
Este viernes 23 de agosto de 2025, la Registraduría Nacional del Estado Civil activó el mecanismo para convocar elecciones atípicas luego de la decisión irrevocable del Consejo de Estado, que tumbó el nombramiento de Jaime Andrés Beltrán por doble militancia política.
El precedente pesa. El Consejo de Estado, máxima autoridad en contencioso administrativo, sentenció el 21 de agosto la ilegalidad del nombramiento de Beltrán. Sus pruebas revelaron apoyo público a candidatos ajenos a su partido, una infracción que choca frontalmente con la prohibición legal que busca preservar la pureza del juego democrático. De inmediato, el alcalde perderá su puesto y en su lugar intervendrá el gobernador Juvenal Díaz, encargado de mantener el timón hasta la nueva elección.
El proceso es minucioso y con plazos estrictos. Según la normatividad vigente, la elección se prevé entre noviembre y diciembre próximos. La Registraduría, bajo el mando de Hernán Penagos, ya presentó el presupuesto ante Hacienda y pone en marcha innovaciones como la biometría facial, un intento claro por blindar el sufragio frente a suplantaciones y desconfianzas que lastiman la legitimidad.
En paralelo, la Procuraduría y la fuerza pública actualizan el Plan Democracia, ese delicado entramado que intenta garantizar el libre ejercicio del voto y la seguridad ciudadana en tiempos de convulsión local. Porque Bucaramanga no solo enfrenta un proceso electoral: lo hace en medio de una atmósfera política tensa y polarizada, donde cada gesto y cada voto pesan más que nunca.
La oficialización del calendario será el siguiente capítulo: una vez notificada la ejecutoria del fallo, llegará entonces la inscripción de aspirantes y listas; mientras tanto, se ajustan detalles logísticos y se actualiza el censo electoral.
¿Serán estas elecciones un punto de inflexión para Bucaramanga? ¿Podrá la institucionalidad superar el vacío dejado por Beltrán y restaurar la confianza en una democracia fracturada? La ciudad espera, consciente de que el próximo alcalde no solo será un rostro nuevo, sino una esperanza renovada o, quizás, un reflejo más de sus profundas divisiones.
Mientras tanto, la incertidumbre persiste, y la tensión se palpa en el aire. ¿Quién tomará las riendas de Bucaramanga? ¿En qué dirección? El reloj electoral ya comenzó a correr.