📸 Imagen cortesía Gobernación de Antioquia
[ARRULLOS ANTIOQUIA: UN ABRAZO PARA LA PRIMERA INFANCIA]
Un susurro se extiende por Antioquia.
Este 27 de agosto de 2025, el programa Arrullos, liderado por la Primera Dama Susana Ochoa Henao y la Unidad de Programas Sociales de la Gobernación, amplía su abrazo para alcanzar a 26 mil familias en 86 municipios. Es decir, casi el 70 % del territorio antioqueño, un signo claro de que la atención a la primera infancia cobra un nuevo impulso.
El proyecto, que entra en su segundo año con vigor renovado, no solo suma cifras, sino que profundiza en la esencia: madres gestantes, niños menores de cinco años y sus cuidadores reciben un acompañamiento integral. Desde el seguimiento nutricional riguroso, formación en salud emocional y crianza amorosa, hasta espacios de literatura, juego y arte que nutren el alma y la mente. A su vez, cada familia accede mensualmente a paquetes alimentarios que buscan combatir la sombra persistente del hambre y la desnutrición.
Vale destacar que ya son 21.840 los participantes matriculados, con especial arraigo en las subregiones de Urabá y Bajo Cauca, donde se concentra cerca del 50 % de la cobertura. Ahora, la apuesta está en incluir a municipios recién incorporados, priorizando las zonas rurales y aquellas comunidades más vulnerables, especialmente los pueblos indígenas, como la comunidad Emberá Katío en Uramita, lugar donde este programa ha llegado incluso a los rincones más inaccesibles.
“Este avance simboliza nuestro compromiso irrenunciable con los derechos y el bienestar de la primera infancia, especialmente en esos territorios que históricamente han sido olvidados”, afirmó Susana Ochoa Henao. Detrás de esta frase late un equipo diverso: nutricionistas, psicólogos, pedagogos y artistas que, con mirada fina, acompañan a las familias que enfrentan desafíos en el desarrollo infantil, con especial atención a la comunicación, el lenguaje y el aprendizaje.
Arrullos Antioquia no es solo un programa; es parte de una política amplia contra el hambre y la desnutrición, sustentada en recursos provenientes del impuesto vehicular. Es la promesa de un futuro mejor que comienza en la cuna, en esos primeros años que determinan la vida. Pero aún queda el reto: ¿podrá este arrullo convertirse en un entorno seguro y duradero para cada niño y niña antioqueña? La respuesta está en el compromiso colectivo y en no soltar nunca el abrazo.


