📸 Imagen cortesía Gobernación de Antioquia
Antioquia llora a sus héroes caídos
En un día cargado de dolor y memoria, este 28 de agosto, la tierra antioqueña se vistió de luto y reconocimiento. En la sede de la Gobernación, en Medellín, se rindió homenaje póstumo a los 13 policías brutalmente asesinados una semana antes, el 21 de agosto, en la vereda Los Toros de Amalfi. Un acto solemne donde el silencio se hizo verbo, y donde el sacrificio de los uniformados encontró aliento en la Orden al Mérito Antioqueño, Héroe de Ayacucho, General José María Córdova, entregada a sus familiares.
La tragedia sacudió al país cuando el Frente 36 de las disidencias de las FARC atacó con ferocidad a un grupo de policías que, desplegados en labores de erradicación de cultivos ilícitos, fueron sorprendidos durante la extracción de personal en terreno difícil. Un helicóptero de la Policía Nacional fue derribado, dejando un saldo fatal que laceró a Antioquia y al país entero.
El homenaje convocó a las máximas autoridades: el gobernador Andrés Julián Rendón, el alcalde de Medellín Federico Gutiérrez, comandantes de la Fuerza Pública, diputados, alcaldes y ciudadanos que acompañaron a los 43 familiares de los caídos, llegados desde diversos rincones de Colombia. A las 11:15 a.m., un minuto de silencio, custodiado por la melodía solemne de la Orquesta Sinfónica Departamental, guardó en la memoria colectiva el vacío que estos hombres valientes han dejado.
“Estamos acá para decirles que estamos con ustedes y que este desconsuelo tan grande es también el nuestro —afirmó el gobernador Rendón—. Vivimos tiempos turbulentos, pero la templanza y la determinación son el único camino. Honrar a estos 13 policías no es solo recordar su sacrificio, sino evitar que esta tragedia se repita jamás.”
Entre quienes lloran la pérdida está Laura Daniela Bermúdez Bejarano, esposa del mayor Carlos Mat, cuyo nombre se suma al dolor silencioso de tantas familias atrapadas en la violencia que aún persiste. Este homenaje oficial, cargado de símbolos y lágrimas, refleja no solo la tragedia de un día, sino la herida abierta en el tejido social que reclama respuestas y justicia.
¿Será posible que el sacrificio de estos hombres inspire un cambio real en la lucha contra la violencia armada? Hasta entonces, el recuerdo pervive y el dolor acompaña, firme como la lluvia que no cesa.


