📸 Cortesía: Diócesis de Asís-Nocera Umbra-Gualdo Tadino
¿El santo millennial ya es una realidad?
Este domingo 7 de septiembre de 2025, la Plaza de San Pedro en Roma se llenó de fervor y esperanza con la canonización de Carlo Acutis, el primer santo nacido en la era digital. Presidida por el papa León XIV, la ceremonia congregó a miles de fieles, en especial jóvenes, que ven en Acutis un icono de espiritualidad moderna y evangelización a través de internet.
Carlo Acutis, nacido el 3 de mayo de 1991 en Londres y criado en Milán, desafió con su fe la indiferencia religiosa de su entorno familiar. Desde pequeño mostró una profunda devoción, pidiendo la primera Comunión a los siete años. Más allá de la oración y la caridad, su legado se cimenta en cómo utilizó su talento como programador para crear una exposición virtual de milagros eucarísticos. Una iniciativa singular que ha recorrido el mundo, uniendo tecnología y espiritualidad en un puente insospechado.
La vida de Acutis fue breve pero intensa: murió con apenas 15 años el 12 de octubre de 2006, a causa de una leucemia fulminante. Su testimonio no tardó en resonar en la conciencia colectiva, iniciándose su proceso de santificación en 2013 en Milán. La beatificación en Asís, en 2020, marcó un hito tras la confirmación del primer milagro atribuido a su intercesión: la inexplicable curación de un niño brasileño con una malformación pancreática congénita.
Pero fue el segundo milagro el que abrió definitivamente el camino a Roma. En 2024, el Vaticano reconoció la recuperación milagrosa de Valeria Valverde, una joven costarricense de 21 años que, tras un grave accidente de bicicleta en 2022, sobrevivió y se sanó de una lesión cerebral que la medicina no podía explicar. La ferviente peregrinación de su madre a la tumba de Acutis en Asís y la posterior mejora de Valeria sellaron un acto de fe que convenció al Dicasterio de la Congregación para las Causas de los Santos.
La canonización de Carlo Acutis no es sólo un acto de reconocimiento religioso, sino la cristalización de una voz joven que supo conjugar la devoción con la modernidad tecnológica. ¿Podrá su ejemplo inspirar a una generación cada vez más fragmentada en busca de sentido? La Plaza de San Pedro parece haber dado una respuesta, pero la verdadera misión apenas comienza.