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**Guardias en la Cosecha: el Ejército al cuidado del grano y la gente**
La voz de los cafetales antioqueños no quiere silenciarse. Desde el 6 de septiembre de 2025, cerca de 300 soldados del Ejército Nacional comenzaron su despliegue en el corazón de Antioquia, acompañados de más de 400 policías y otras autoridades locales. Su misión: proteger a quienes harán posible la temporada alta de recolección de café, que se prolongará hasta diciembre.
Este operativo, conocido como Plan Cosecha 2025, se desarrolla en municipios como Ciudad Bolívar, Salgar, Betania, Andes, Concordia, Betulia, Caicedo, Anzá, Abejorral, Santa Bárbara, San Andrés de Cuerquia y Toledo. Allí, los uniformados han instalado puestos de control, activado patrullajes motorizados y desplegado vigilancia en las zonas estratégicas, especialmente alrededor de fincas y centros de acopio, donde el aroma del café se mezcla con la esperanza y la incertidumbre.
Lo que está en juego va más allá del grano: la seguridad de recolectores, caficultores y comunidades enteras. Los problemas no son nuevos —extorsión, hurto y homicidio han aumentado en el Suroeste antioqueño, una de las principales zonas productoras del país—, pero la respuesta es ahora una apuesta coordinada entre el Ejército, Policía Nacional, Fiscalía General, Migración Colombia, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la Federación Nacional de Cafeteros y las autoridades locales.
El brigadier general (r) Luis Eduardo Martínez Guzmán, secretario de Seguridad de Antioquia, resume la urgencia: “Prevenir la ocurrencia de delitos como extorsión, hurto y homicidio durante la temporada de cosecha es una prioridad que no podemos dilatar”. Del mismo modo, el comandante de la Cuarta Brigada del Ejército, brigadier general Carlos Eduardo Caycedo Bocanegra, refuerza la voluntad militar de garantizar que el pulso del campo continúe vivo y fuerte.
Sin embargo, la pregunta persiste en el aire, como la brisa que agita las hojas del cafeto: ¿alcanzará esta guardia suficiente para desvanecer las sombras que amenazan la cosecha y la vida de quienes dependen de ella? La respuesta, tejida en los próximos meses, marcará no solo la seguridad del café sino la de toda una región que se niega a ceder ante la violencia.