📸 Imagen cortesía COLPRENSA
¿Impuestos para las regiones? Senado dice no y sepulta autonomía fiscal
Este martes 9 de septiembre de 2025, en la Comisión Primera del Senado de la República, se archivó el proyecto de referendo que proponía entregar autonomía fiscal a los departamentos colombianos.
La iniciativa, impulsada por el senador Carlos Fernando Motoa, de Cambio Radical, contaba con el respaldo de más de 2,1 millones de firmas validadas por la Registraduría Nacional. Su objetivo claro: que los impuestos de renta y patrimonio recaudados en las regiones quedaran allí mismo, fortaleciendo así la financiación local en salud, vivienda y seguridad.
Sin embargo, con ocho votos a favor del archivo y seis en contra, la Comisión Primera cerró el camino a esta reforma constitucional que pretendía modificar el artículo 298 para otorgar a departamentos y al Distrito Capital la facultad exclusiva de gravar y recaudar estos impuestos. En términos simples, eso habría significado una soberanía tributaria plena para los entes territoriales, un cambio radical frente al modelo fiscal unitario vigente en Colombia.
Carlos Fernando Motoa no ocultó su inconformidad tras la votación. Denunció la ausencia de varios senadores clave al momento decisivo y aseguró que la movilización para su retiro desde diversas bancadas favoreció la derrota del proyecto. “Se trataba de un incremento cercano a 50 billones de pesos para las regiones, recursos necesarios para sobrellevar necesidades vitales”, señaló con evidente frustración.
Quienes defendían el referendo señalaban que departamentos como Antioquia, que aporta 15 % del PIB nacional pero recibe solo el 6 % de la inversión pública, habrían visto una financiación justa y directa. Ella habría sido la base para una descentralización real, que no queda atrapada en el centralismo bogotano.
Por otro lado, el Gobierno nacional y sectores opositores advertían los riesgos: ¿favorecer una Colombia desigual, donde las regiones ricas aumentan su poder mientras las más pobres quedan rezagadas? ¿Quiénes lograrían realmente beneficiarse? La incógnita persiste.
Más allá del resultado, el debate abrió una herida en la discusión sobre el modelo de financiación territorial. ¿Podrá Colombia encontrar un equilibrio entre autonomía y unidad? ¿O seguirán las regiones esperando que su plata retorne de donde nunca debió salir?
Mientras tanto, la esperanza de fortalecer la economía local queda suspendida, al menos por ahora, bajo la sombra de la política y sus complejas alianzas.