📸 Imagen cortesía: Captura de pantalla
¿Lucha o choque en aguas del Pacífico?
Este martes 9 de septiembre de 2025, en un tramo remoto del océano Pacífico, la Guardia Costera de Estados Unidos destruyó una lancha rápida cargada con cerca de seis toneladas de cocaína, y capturó a siete personas. Esta acción formó parte de la operación “Víbora del Pacífico”, destinada a frenar el flujo de narcóticos hacia Norteamérica.
La intervención comenzó tras la detección de tres embarcaciones sospechosas por parte de patrullas marítimas en una ruta clave del narcotráfico. Entre ellas, una lancha con dos motores fue interceptada. Los tripulantes fueron detenidos y el cargamento ilícito asegurado antes de que la Guardia Costera procediera a eliminar el bote con fuego de artillería pesada, una escena que quedó registrada en video oficial por el Departamento de Seguridad Nacional y difundida públicamente.
Este operativo no es un hecho aislado, sino el eslabón más reciente de una serie de acciones coordinadas entre la Marina y la Guardia Costera estadounidenses, en la que Washington busca reafirmar su control sobre las rutas marítimas utilizadas por organizaciones criminales para enviar drogas a su territorio. En este contexto, Pete Hegseth, secretario de Guerra de Estados Unidos, emitió una contundente advertencia a través de Fox News. Hegseth vinculó el narcotráfico con el gobierno venezolano y señaló que el régimen de Nicolás Maduro debe tomar “decisiones”. “Estamos preparados para usar nuestro poder para destruir a los narcoterroristas que están enviando drogas a Estados Unidos”, enfatizó.
Sin embargo, este acto militar provoca una inevitable reflexión sobre la legalidad y proporcionalidad del uso de fuerza letal en aguas internacionales y sobre las fronteras del combate al narcotráfico. Voceros expertos en derecho marítimo y derechos humanos han comenzado a cuestionar si destruyendo embarcaciones y señalando gobiernos se abren nuevas vías para la confrontación sin contar con la transparencia y garantías que exige el derecho internacional.
Mientras tanto, en ese vasto mar donde convergen intereses y riesgos, la “Víbora del Pacífico” se mueve con rapidez, pero también con sombras. ¿Podrá esta ofensiva estadounidense desactivar realmente las redes criminales sin provocar un nuevo tipo de enfrentamientos? ¿Qué camino siguen esas seis toneladas de cocaína que, en lugar de llegar a las calles, terminaron entre llamas? El combate apenas avanza, y las aguas del Pacífico parecen guardar muchas preguntas.