Disidencias liberan a lideresa en Huila

📸 Imagen cortesía: Imagen creada con IA. Imagen de referencia
¿Liberada, pero a qué precio?

Este miércoles 10 de septiembre de 2025, Ana Beatriz Sánchez, líder social de 58 años, recuperó por fin su libertad tras días de secuestro en la zona rural de La Plata, Huila. La mujer, conocida por su defensa incansable de los derechos campesinos, fue liberada luego de un episodio que sacudió a la comunidad y puso en evidencia las heridas aún abiertas del conflicto armado.

El viernes 5 de septiembre, Sánchez fue interceptada en el corregimiento de San Vicente, a apenas una hora del casco urbano de La Plata, por miembros del frente Hernando González Acosta, parte de las disidencias de las Farc. Fue forzada a subir a un vehículo y mantenida en cautiverio durante varios días. Los captores, en un comunicado público, la acusaron de realizar labores de inteligencia en su contra, basándose en supuestos videos y fotografías hallados en su celular. Sin embargo, familiares y vecinos rechazaron contundentemente estas imputaciones. Señalan que su único “delito” ha sido la defensa colectiva y que es madre de un agente de la Policía, un detalle que, lejos de vincularla al conflicto, habla del cruce cotidiano entre las distintas realidades de este país fragmentado.

La liberación ocurrió gracias a la presión combinada de la comunidad local, familiares y organizaciones de derechos humanos, que movilizaron recursos y voluntad para reclamar por su retorno. Suceso posible también gracias a la intermediación del Comité Internacional de la Cruz Roja, que facilitó la entrega humanitaria de la lideresa. El secretario de Gobierno del Huila, Juan Carlos Casallas Rivas, valoró las gestiones comunitarias, al tiempo que confirmó que Sánchez se encuentra en “buenas condiciones de salud” y ya está con su familia, aunque la sombra sobre su seguridad futura no se disipa.

El episodio expone, una vez más, la persistente amenaza de los grupos armados ilegales en zonas olvidadas por el Estado, donde el activismo social se convierte en un riesgo vital. ¿Será suficiente esta liberación para evitar que la violencia vuelva a ensombrecer la lucha por los derechos campesinos? ¿Qué garantías ofrecerán las autoridades para proteger no solo a Ana Beatriz, sino a todas aquellas voces que se atreven a resistir?

Mientras la lideresa intenta recomponer su vida y retomar su labor, la comunidad y el país entero quedan a la espera de respuestas. Pero el dolor permanece, igual que la urgencia de transformar un territorio marcado por la incertidumbre y la violencia.

Comparte en tus redes sociales

Facebook
X
WhatsApp