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La vida en un ratico: se apaga la luz de Alicia Vásquez
En la madrugada del lunes 8 de septiembre de 2025, Medellín despertó con un silencio que pocos pudieron escuchar, pero que marcó un adiós definitivo. Alicia Vásquez, madre del reconocido cantante antioqueño Juanes, falleció a los 95 años, dejando atrás un legado que trasciende la música y se instala en lo más profundo del alma familiar.
Doña Alicia, nacida en Carolina del Príncipe, fue mucho más que la madre de un ícono mundial. Fue el pilar invisible sobre el que se edificó la carrera de Juan Esteban Aristizábal Vásquez. Desde Medellín, su ciudad adoptiva, tejió la fortaleza que su hijo convertiría en canción, y en sus palabras cotidianas —como aquella frase eterna “La vida… es un ratico”— alumbró una filosofía que hoy lleva nombre de disco y voz en millones.
Su partida ocurrió de forma natural, como un ciclo que se cierra con sosiego, según los allegados que resguardan el dolor con respeto y discreción. La familia ha preferido el retiro a la luz pública, cuidando el duelo de Juanes y su entorno, mientras los mensajes de condolencia y respeto brotan desde amigos, colegas y seguidores que conocen la historia de un lazo tatuado en la piel y en el corazón.
Este vínculo, fuerte y palpable, fue declarado mil veces por Juanes en entrevistas y redes, donde describió a su madre como una mujer “fuerte, guerrera, sabia y única”. No solo inspiró melodías sino también la esencia de un hombre que celebró su vida a través del arte y la memoria.
Es en este momento de partida y reflexión que queda la pregunta: ¿cómo se sostiene una luz que fue faro y refugio cuando todo parece apagarse? La respuesta, quizás, reside en entender que la vida es, efectivamente, un ratico; breve, frágil y precioso. Y que, en cada canción, en cada silencio, en cada tatuaje, Alicia Vásquez sigue habitando, iluminando con su presencia invisible el camino de quienes la amaron de verdad.