Colombia dejará de comprar armas a Estados Unidos: ministro del Interior

📸 Imagen cortesía Hale Türkeş – Agencia Anadolu
¿Fin de la alianza militar a la manera de siempre?

Este jueves 16 de septiembre de 2025, el Gobierno de Colombia anunció un giro inesperado: dejará de comprar armamento a Estados Unidos, una decisión que resuena más allá de lo material y marca un cambio profundo en la relación bilateral.

El ministro del Interior, Armando Benedetti, fue el mensajero de esta transformación tras el Consejo de Ministros, donde el presidente Gustavo Petro ratificó la medida. «A partir de este momento no se le comprarán armas a EE. UU.», declaró Benedetti, aclarando que esta ruptura no implica renunciar al uso del armamento ya adquirido, sino que apunta a cesar futuras adquisiciones. La decisión obedece a la reciente descertificación que Estados Unidos aplicó a Colombia en materia antidrogas, una señal dura que retrata la frustración de la administración Trump -quien precisamente el 15 de septiembre retiró la certificación-, ante el lento avance colombiano en la erradicación de cultivos ilícitos y el combate al narcotráfico.

Desde la sala del Consejo transmitido por televisión, Petro expresó con firmeza que la dependencia militar de Colombia respecto a Estados Unidos debe terminar. «Se acaba la dependencia del Ejército y sus Fuerzas militares del armamento de los Estados Unidos. Al Ejército le va mejor si compra sus armas o las hace con nuestros recursos propios, porque si no no será un Ejército de la soberanía nacional», afirmó el mandatario, subrayando la necesidad de construir una defensa autónoma y soberana que no se sostenga en ayudas externas por valor de 450 millones de dólares anuales.

En este contexto, Benedetti calificó la relación con Washington como una «relación de subordinación» que ya no corresponde a la realidad colombiana. “Colombia tiene que estar cumpliendo como si estuviera en el colegio como un niño regañado”, dijo, evidenciando una voluntad de romper con dinámicas de dependencia y claudicación.

La medida abre un interrogante mayúsculo: ¿cómo enfrentará Colombia los desafíos en seguridad sin el apoyo logístico y tecnológico que durante décadas ha llegado de manos estadounidenses? Mientras tanto, el país se adentra en una nueva etapa de búsqueda de autonomía que pone sobre la mesa no solo la política de defensa, sino también la soberanía y dignidad nacional. ¿Podrá el Estado colombiano sostener el peso de una independencia militar sin perder eficacia en la lucha interna contra las amenazas? La respuesta empezará a dilucidarse en los próximos meses, mientras la historia de la cooperación bilateral cambia de rumbo.

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