📸 Imagen cortesía @juegosolimpicos
¿El regreso de una reina?
Este jueves 18 de septiembre, en el Estadio Olímpico de Tokio, Yulimar Rojas volvió a volar.
La atleta venezolana, dominadora indiscutible del triple salto mundial, se colgó la medalla de bronce en la final del Campeonato Mundial de Atletismo 2025. Su salto de 14,76 metros, conseguido bajo un cielo desafiante y con viento en contra, le devolvió el brillo a una carrera marcada por el dolor y la esperanza. Tras dos años de ausencia, la lesión del tendón de Aquiles que la alejó de las pistas parecía haber escrito un capítulo definitivo. Pero no fue así.
Rojas, que había dominado la escena con cuatro títulos mundiales consecutivos desde 2017, y que llegó como favorita a Tokio, esta vez vio cómo la cubana Leyanis Pérez y la dominicana Thea LaFond superaban su marca en medio de una vibrante disputa. Sin embargo, para ella este bronce no es solo una presea más: es la prueba fehaciente de que sigue aquí, luchando, resistiendo. “Después de tanto dolor e incertidumbre, este podio significa que pude volver”, confesó con la voz entrecortada pocas horas después del salto.
Su regreso tras la grave lesión que sufrió en abril de 2024 no solo representa un triunfo deportivo, sino también un testimonio de resiliencia frente a la adversidad. Fueron 17 meses de rehabilitación, dudas y mucha disciplina, acompañados por el aliento ferviente de sus compatriotas. La ausencia en los Juegos Olímpicos de París fue un golpe duro, pero también una pausa necesaria para repensar su carrera y construir desde las cenizas.
Hoy, a sus 29 años, Yulimar Rojas mira al futuro con la misma determinación que la lanzó a la gloria. Aunque el oro escapó esta vez, su salto al podio en Tokio no solo reitera su élite, sino que también recuerda que el valor de una atleta no se mide solo en medallas, sino en la capacidad de levantarse cuando parecía imposible.
Mientras las marcas y los títulos siguen, la historia de Rojas invita a preguntarnos: ¿hasta dónde puede llegar quien no se rinde? Porque en el atletismo, como en la vida, la victoria no siempre es inmediata, pero la perseverancia jamás pasa desapercibida.