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[¿Sueños Encadenados?]
En la encrucijada de una promesa rota, una joven de Medellín soñaba con un futuro mejor.
El 19 de septiembre de 2025, en Santo Domingo, República Dominicana, fue rescatada tras denunciar haber sido víctima de explotación sexual, una deuda impuesta y un cautiverio disfrazado de oferta laboral.
La historia comienza en Medellín, donde esta estudiante, impulsada por la esperanza y la necesidad, aceptó una supuesta oportunidad de trabajo ofrecida por una mujer colombiana casada con un dominicano. La promesa de una buena remuneración fue el anzuelo. Pero al arribar, el escenario se tornó oscuro: le impusieron una deuda de 3.500 dólares y pagos semanales, le arrebataron sus documentos y la sometieron a humillaciones continuas. “Me dejé llevar por la ambición y acepté. Al llegar me cobraron cifras muy altas de dinero que no podía pagar. Me trataron mal, me humillaron, me quitaron los documentos”, contó la joven en anonimato, con el peso del miedo aún palpable.
La esperanza llegó en forma de LibertApp, una herramienta de Migración Colombia diseñada para denunciar y geolocalizar casos de trata de personas. Fue un familiar, desde Colombia, quien activó la alerta. Gracias a esta tecnología y la coordinación entre Migración Colombia, la Policía Judicial y la Procuraduría Especializada contra la Trata y Tráfico de Personas en República Dominicana, la joven fue liberada junto a otras víctimas que compartían su destino en condiciones precarias.
Este rescate no solo revela una historia de violencia y engaño, sino también la compleja red transnacional de explotación que persiste y demanda alertas y respuestas urgentes. ¿Cuántos sueños más se perderán entre las sombras antes de que las instituciones logren esclarecer y erradicar este drama silencioso? Mientras tanto, la joven recupera su libertad; pero el vacío que deja la traición sigue resonando, inasible.
