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[¿Silencio o miedo en Urabá?]
La noche del 23 de septiembre de 2025 se quebró con disparos y llanto en el barrio El Bosque de Chigorodó. Entre risas y palabras de esperanza, Yeimar Gamboa Yépez fue abatido a tiros mientras compartía con amigos en una vivienda. La oscuridad se ensanchó: una joven resultó herida y ahora recibe atención médica, y la comunidad quedó atrapada en un vacío doloroso.
Yeimar tenía 27 años y era mucho más que un nombre: líder comunitario, defensor de derechos humanos, faro para jóvenes vulnerables y candidato al Consejo Municipal de Juventud con el Centro Democrático. No era un extraño para sus vecinos; su labor en la reconciliación y el tejido social era palpable en cada esquina de Chigorodó y la subregión de Urabá. Apenas una hora antes del ataque, había hablado en un foro sobre liderazgo y salud mental, enfatizando la urgencia de construir redes de apoyo para la juventud.
Pero el eco de esas palabras fue sofocado por la violencia de varios hombres armados que irrumpieron en la casa y descargaron sus armas. ¿Por qué? Aún no hay respuestas claras, aunque el contexto de persecución a líderes sociales en la región arroja sombras inquietantes. El verdadero motivo se oculta entre amenazas veladas y el miedo silencioso que erosionan a quienes luchan por la paz y la justicia.
Las reacciones no se hicieron esperar: la Alcaldía de Chigorodó expresó condolencias profundas mientras reiteraba la relevancia del trabajo de Yeimar. Organizaciones como la Fundación Sumapaz condenaron con vehemencia el crimen, recordando que no es solo una pérdida individual, sino un ataque al derecho mismo de la comunidad a soñar sin miedo.
Este asesinato, lejos de ser un hecho aislado, provoca una pregunta inquietante que aún retumba en Urabá: ¿podrán las voces que claman por reconciliación y equidad alzarse sin ser silenciadas? El vacío dejado por Yeimar es una herida abierta para todos, un recordatorio de que la justicia debe llegar más allá de las palabras y los discursos.
Mientras tanto, en el barrio El Bosque, las sombras guardan secretos que solo el tiempo –y la acción decidida– podrán esclarecer. La comunidad espera, exige y reclama: ¿qué se hará para que la muerte de Yeimar no sea en vano?