📸 Imagen cortesía EFE/EPA/Rungroj Yongrit
[Un abismo en Bangkok: ¿qué se esconde bajo el cráter del Vajira?]
Este miércoles 24 de septiembre de 2025, Bangkok despertó con un vacío que devoró más que tierra y asfalto.
En el corazón de la ciudad, justo frente al Hospital Vajira, un socavón de 50 metros de profundidad y 900 metros cuadrados se abrió sin previo aviso. Era la mañana, las 9 a.m., cuando el suelo comenzó a ceder lentamente, hasta dejar un cráter inmenso que engulló postes de luz, cables y hasta varios vehículos, algunos al borde de la caída. Sobre la avenida Samsen, la circulación se detuvo y la calma fue reemplazada por la urgencia y el desconcierto.
Este suceso no solo paralizó el tránsito, también obligó a evacuar decenas de pacientes, vecinos y negocios cercanos, poniendo en jaque los servicios públicos ante la amenaza de más hundimientos. La lluvia intensa, típica de la temporada de monzones, marcó el día, pero no basta para explicar la fragilidad mostrada ese amanecer.
Las autoridades, lideradas por el gobernador Chadchart Sittipunt, aseguraron que, por fortuna, nadie perdió la vida ni resultó herido; sin embargo, tres automóviles sucumbieron ante el derrumbe. Equipos de emergencia establecieron un perímetro de seguridad, conscientes de que el riesgo todavía no ha desaparecido.
Las primeras investigaciones señalan a las obras de la nueva línea de metro como el presunto origen del desastre. Una tubería rota justo en el punto donde se conecta el túnel de la futura estación ha erosionado el subsuelo, dejando al descubierto cuánto puede afectar una grieta oculta bajo la ciudad. El primer ministro Anutin Char indicó que se avanzará con celeridad para controlar la situación y reforzar las demás estructuras.
Este gigante hueco en la capital tailandesa recuerda que las ciudades modernas, con su frenética expansión, esconden fragilidades que solo afloran cuando el terreno cede y el suelo reclama su espacio. ¿Podrán las autoridades contener este vacío antes de que se engulla más que asfalto y concreto? La incertidumbre permanece mientras Bangkok respira con un ojo alerta hacia su propio subsuelo.