📸 Imagen cortesía EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda
¿Final amarga en Palogrande?
Este miércoles 24 de septiembre de 2025, Manizales se vistió de expectativa y tensión. Once Caldas, con la ilusión de avanzar a unas inéditas semifinales de Copa Sudamericana, volvió a tropezar frente a su gente. En el estadio Palogrande, la historia se cerró con un amargo 0-2 ante Independiente del Valle, y, en la tanda de penales, la suerte les fue esquiva: 5-4 para los ecuatorianos.
El partido de vuelta de los cuartos de final dejó claro que la noche sería aciaga para los locales. Michael Hoyos, detonante y verdugo, anotó a los minutos 26 y 52, aprovechando cada desliz defensivo de Once Caldas, que lució incapaz de resolver las situaciones generadas. El conjunto dirigido por Hernán Darío Herrera tuvo sus oportunidades, especialmente en el primer tiempo donde su juego pudo inclinar la balanza. Sin embargo, la figura de Guido Villar, arquero visitante, mantuvo al equipo ecuatoriano en la pelea, frustrando con intervenciones claves cada intento blanco.
Tras el primer tanto, el control del juego cambió. Independiente del Valle, con presión constante y mejor dominio del balón, tomó las riendas, mientras que Once Caldas, aunque buscó reaccionar, perdió la precisión en los momentos determinantes. La contundencia de Hoyos definió un marcador que llevó el suspenso hasta los penales.
En la definición desde los doce pasos, la calma estuvo del lado visitante. Aunque Dayro Moreno, Luis Gómez, Michael Barrios y Mateo García no fallaron por el blanco, la mayor concentración y jerarquía de Independiente del Valle se impuso en el 5-4 final. Bajo la dirección del árbitro argentino Maximiliano Ramírez, la noche selló la primera victoria ecuatoriana en suelo colombiano en esta competición y la clasificación a semifinales para Javier Rabanal y sus dirigidos.
Esta decepción golpea fuerte a Once Caldas y a su afición, que había vislumbrado un sueño posible. El sabor amargo que deja esta eliminación no solo cierra un capítulo, sino que invita a repensar las fragilidades defensivas y la falta de contundencia, en un torneo donde la pasión y la historia se entrelazan en cada jugada. ¿Será este un punto de inflexión para la experiencia de Manizales en el continente o solo un tropiezo más en la ruta de grandes objetivos? El tiempo y la reflexión responderán.
