📸 Imagen cortesía
¿Agua en pausa en el norte metropolitano?
Este lunes 22 de septiembre de 2025, cuando la noche ya cubría el norte de Medellín y Bello, más de 55.000 habitantes apagaron sus grifos. Un daño en la red primaria del acueducto, en el barrio Santander, obligó a suspender el servicio en los circuitos Picacho, París y Doce de Octubre.
La gravedad de la situación se refleja en cifras concretas: 34.773 usuarios afectados en Picacho, ubicados en barrios como Doce de Octubre 1 y 2, Santander y Kennedy, entre otros. En París, 7.402 hogares suspendieron el acceso al agua, mientras que en Doce de Octubre, son 13.273 los usuarios sin suministro. La extensión de esta afectación revela el tejido social puesto en pausa por una infraestructura que cedió.
Todo comenzó con un daño inminente en la red primaria en Santander, que puso en riesgo la distribución regular del agua potable en esta zona clave del noroccidente del área metropolitana. Empresas Públicas de Medellín (EPM), responsable del servicio, reaccionó con rapidez pero con trabajo minucioso. Su equipo de mantenimiento, sin descanso, ha avanzado al 50% en las reparaciones, que se espera concluyan para este jueves 25 de septiembre.
Para aliviar el rigor de la escasez, EPM dispuso seis carrotanques y un camión con bidones que navegan sin tregua por los barrios afectados, suministrando agua potable a quienes esperan el fin de esta interrupción. Sin embargo, el restablecimiento será gradual, una vuelta lenta a la normalidad tras días marcados por la ausencia de un servicio esencial.
Detrás de esta emergencia, quedan preguntas pendientes: ¿qué garantías hay para evitar que un daño estructural ponga en jaque a tantas personas? ¿Cómo se preserva el derecho básico al agua frente a la fragilidad tecnológica? La red repara su herida, pero el vacío permanece, y con él, la incertidumbre de una comunidad que clama por soluciones más duraderas.