📸 Imagen cortesĂa
# Rionegro bajo sombras: dos vidas arrebatadas en medio de la incertidumbre
Noche y madrugada del 25 al 26 de septiembre de 2025. Rionegro, Antioquia. La tranquilidad aparente del municipio se rompe con dos ataques casi simultáneos que dejan dos hombres muertos y un tercero gravemente herido, sembrando un vacĂo y muchas interrogantes.
En la vereda Galicia, a apenas veinte minutos del bullicio urbano, Yeison Sebastián GarcĂa Grisales, un hombre de 32 años, fue blanco de un ataque armado perpetrado por varios hombres cuya identidad y motivos permanecen envueltos en el misterio. El mĂşltiple impacto de balas fue letal. Intentaron trasladarlo al hospital San Juan de Dios, pero al llegar, Yeison ya se habĂa ido del mundo tangible. Durante la caĂłtica operaciĂłn, encontraron además a una persona herida que fue llevada a la misma clĂnica, luchando ahora bajo pronĂłstico reservado, su futuro pendiendo de un hilo aĂşn invisible para familiares y vecinos.
Mientras tanto, en el barrio Villa Camila, un ambiente más urbano pero igual de cargado de miedo, Diego Andrés Correa, de 31 años, oriundo de Granada y humildemente dedicado a la construcción, fue atacado con ferocidad. Los agresores desaparecieron sin dejar huella, esfumándose ante los ojos de todos y desnudando la vulnerabilidad de la comunidad.
ÂżQuĂ© motiva estos crĂmenes? ÂżQuiĂ©nes están detrás? Hasta ahora, la SecretarĂa de Gobierno y la PolicĂa de Antioquia investigan con premura, sin revelar detalles, aunque no descartan la participaciĂłn de grupos delincuenciales que operan en la regiĂłn — figuras que, más que sombras, se han transformado en fantasmas reales que erosionan la seguridad y la confianza ciudadana.
La AlcaldĂa, consciente del dolor y la alarma, no solo ha aumentado los patrullajes sino tambiĂ©n ha convocado a la comunidad a una alianza silenciosa pero vital: colaborar para que estas tragedias no queden en impunidad ni en el olvido.
Rionegro se pregunta, dolida y expectante, si tras estas balas perdidas habrá justicia o solo más silencio. Por ahora, solo queda esperar que la verdad abra camino en la oscuridad que ha caĂdo sobre sus calles y montañas. ÂżPodrán romperse estas cadenas de violencia que amenazan con apagar vidas e ilusiones?
