📸 Imagen cortesía Dimayor
¿Retrasos y sanciones en el fútbol colombiano?
Un jueves marcado por la mano firme del Comité Disciplinario del Fútbol Profesional Colombiano. El 25 de septiembre de 2025, en Colombia, la entidad decidió castigar con multas a cuatro clubes y suspender a un jugador, dejando en evidencia una cuestión que va más allá del simple atraso: la integridad y el respeto por las reglas dentro de la competencia.
El Unión Magdalena, Llaneros, Deportes Tolima y Patriotas Boyacá fueron sancionados con multas de 7.117.500 pesos cada uno por retrasar injustificadamente el inicio del segundo tiempo en sus encuentros. Este acto, que podría parecer menor para el espectador, quebranta el literal d) del artículo 78 del Código Disciplinario Único de la Federación Colombiana de Fútbol. El Comité, tras una investigación puntual, constató estas demoras y señaló que estas alteraciones en el protocolo no cuentan con autorización alguna, comprometiendo el desarrollo ordenado de los partidos. Estas instituciones, actuando en la Liga BetPlay y el Torneo de Ascenso, enfrentan ahora las consecuencias económicas y simbólicas de sus actos.
En paralelo, la sanción individual también llamó la atención. Jhon Harold Balanta Carabalí, jugador del Fortaleza CEIF, fue suspendido por tres fechas y multado con 4.270.500 pesos después de ser expulsado por conducta antideportiva durante el duelo frente a América de Cali. No solo la tarjeta roja marcó su salida, sino que también sus insultos a la terna arbitral, una ofensa reprimida con firmeza bajo el literal b) del artículo 64 del mismo código disciplinario. Este episodio refleja cómo la falta de respeto hacia los oficiales de juego sigue siendo un problema latente en el deporte nacional.
Estas medidas adoptadas por el Comité Disciplinario no son meras formalidades ni sanciones aisladas: responden a la urgente necesidad de preservar la disciplina y el cumplimiento estricto de las normas en un fútbol que, pese a su pasión, no puede permitirse dilatar su esencia con actitudes que erosionan su disciplina. ¿Podrán estos castigos sembrar un precedente real o serán solo episodios más en la lucha por el respeto en el campo de juego? La expectativa permanece en las gradas, donde los hinchas aguardan un fútbol que, más allá del talento, honre la justicia del reglamento.