📸 Imagen cortesía Liga Antioqueña de Voleibol
¿Igualdad en la cancha?
Este jueves 2 de octubre de 2025, desde Medellín, la Liga Antioqueña de Voleibol anunció que dará cumplimiento total a la Sentencia T-179 de 2025 emitida por la Corte Constitucional. La orden es clara: modificar sus reglamentos para garantizar la participación plena y sin discriminación de personas transgénero en todas las categorías del voleibol antioqueño.
La historia detrás de esta decisión se remonta a 2024, cuando Emiliana Castrillón Jaramillo, mujer trans y deportista del equipo Politécnico Jaime Isaza Cadavid, fue excluida de las competencias femeninas. Un ajuste en las reglas exigía ahora haber nacido mujer para competir en esa rama. Lo cierto es que Emiliana, quien había jugado durante más de diez años sin inconvenientes, se encontró de repente fuera de la cancha por un cambio que ponía en tela de juicio su identidad y derechos.
La controversia llegó hasta la Sala Octava de Revisión de la Corte Constitucional en Bogotá, integrada por los magistrados Natalia Ángel Cabo, Cristina Pardo Schlesinger y José Fernando Reyes Cuartas. En la sentencia comunicada el 1 de octubre y divulgada en Medellín, el alto tribunal concluyó que la exclusión vulneraba derechos fundamentales: igualdad, libre desarrollo de la personalidad e identidad de género. Además, afirmó que no existen pruebas científicas concluyentes que demuestren una ventaja deportiva sistemática entre mujeres trans y cisgénero. Por ello, señaló que cualquier regulación debe considerar cada caso de manera individual, sin caer en generalizaciones ni exclusiones absolas.
Frente a esta realidad, la Liga informó que eliminará del reglamento cualquier disposición que excluya a deportistas por su sexo asignado al nacer. Asimismo, se comprometió a trabajar de la mano con el Ministerio del Deporte para asegurar que el acceso a la práctica del voleibol sea un derecho efectivo y equitativo para todas las personas, sin importar su identidad de género.
Así, el voleibol antioqueño se convierte en escenario de una batalla ganada por la inclusión. Pero la pregunta final persiste: ¿lograrán las instituciones deportivas avanzar con paso firme hacia una igualdad que no deje a nadie fuera de juego?